Brenda Caballero / En menos de diez minutos tuve más de 70 mensajes en mi whatsapp, muchos de ellos hasta miedo daban y no por las amenazas, sino por la voz del mensajero.
Seguramente recibió usted alguno que le decía que no saliera de casa, pues iba a ver mucha violencia en las calles; otros que atentarían contra el transporte público; algunos que cerrarían carreteras en protesta por el gasolinazo, y otros en los que el gobierno federal respondería a las manifestaciones ciudadanas de la misma forma que en el 68 de Tlatelolco.
En pocas palabras, el fin de esos mensajes era para producirnos miedo. ¿Tuvo usted esa sensación?
Al mismo tiempo que nos bombardeaban con mensajes de supuestas alertas (pues parecen hechos por usted o por mí, sin ningún fundamento o fuente fidedigna), iniciaron los saqueos en tiendas comerciales en el estado.
¿Desde cuándo el vandalismo es una forma de protesta? ¡Definitivamente el vandalismo no es la forma de alzar la voz contra nuestras autoridades o por el gasolinazo!
Simplemente no hay relación alguna, a menos que lo que “alguien” pretenda es generar confusión y pánico entre los ciudadanos, para que se piense que el protestar es malo, o que la gente que participa en manifestaciones, que no en saqueos, son vándalos.
Luego entonces, si pensamos un poco ¿a quién le interesa que la gente no proteste y tenga miedo?
El saldo al día de hoy, son varios detenidos por los saqueos (que no por manifestarse, que quede claro); 485 cuentas falsas en redes sociales, de donde salieron los famosos mensajes de advertencia; mucha confusión entre la población, y gente temerosa que no quiere ni salir a la esquina ante los posibles disturbios que vaticinan.
Entonces, como sugerencia para no seguir abonando a esta desinformación, ya que las protestas seguirán por el gasolinazo y el tarifazo de luz, es que antes de compartir lo que nos manden a nuestras redes sociales, tengamos en cuenta la fuente de la información, algún medio reconocido, verificar fecha y lugar de los hechos, para no repetir sucesos pasados; si puede, corrobore la información en algún buscador como Google, o si conoce a un experto o a alguien vinculado con la información ¡pregúntele! Y si pasó todo esto, entonces ¡comparta!
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