Se acuerda usted de la frase presidencial, que debería estar enmarcada con letras de oro: «Un presidente no creo que se levante pensando en cómo joder a México». Imagínese usted si Peña Nieto un día se levantara y pensara en cómo joder al país. En primer lugar se pondría de acuerdo con el secretario de Hacienda y con el de Energía para subir la gasolina, el diésel, y el gas de uso doméstico, esto con la intención de se les dificultara el traslado de los hijos a la escuela y al trabajo, y que la esposa tuviera dificultades para pagar el gas para cocinar.
También le ordenaría a su secretario de Educación recortar el presupuesto en el rubro educativo para que los alumnos tuvieran clases es aulas con techos de láminas de asbesto y piso de tierra.
Y por qué no, también se podría consecuentar salarios asombrosos a sus ministros de justicia, diputados y senadores, mientras el salario mínimo, para la plebe, se quedara en 80 pesos diarios. Por esta razón la crisis sólo afecta a los pobres, a los ricos ni el sueño les quita. Pues esa es la realidad que vivimos los mexicanos. Dígame usted, si esto no es joder a México, entonces qué será.
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