Ya salieron por ahí los que derraman su odio a López Obrador y que a ultranza defienden al presidente Peña Nieto. Esos tipos señalan que el alza a los precios de la gasolina no se debe a las medidas de la Reforma Energética, sino a la política fiscal y monetaria del gobierno de Peña Nieto. Exultan su repudio al “peje” llamándolo fariseo, señalando su discurso como mesiánico.
Lo que no entienden estos sujetos cegados de odio que ya sea por la Reforma Energética o ya sea por la política fiscal de Peña Nieto, el incremento a las gasolinas se dará y afectará a millones de mexicanos que verán reflejado ese incremento en los insumos y el transporte. No es consuelo decir que no es por una sino por otra cosa, cuando el discurso de odio no puede impedir el daño que están causando.
El agravio en contra de la ciudadanía se hace mayor cuando el mismo presidente prometió que con su Reforma Energética ya no iba a haber gasolinazos. Si en ese discurso no tomaron en cuenta las cuestiones fiscales, entonces, ¿en manos de que estultos estamos? No vengan a vendernos discursos de odio disfrazados de consuelo.
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