La brecha entre ricos y pobres cada día es más extensa, los más de 60 millones de pobres buscan desesperadamente un empleo para poder llevar algo de comer a casa. El desempleo se hace presente, y lo que es peor, la corrupción de la clase gobernante no cesa.
Lo único que nos queda es sacar provecho a nuestra creatividad y habilidades, aprender un oficio extra y cuidar el poco capital que hemos adquirido. Tan sólo miremos el espejo de nuestros amigos venezolanos. No ven la suya y eso podría ser un reflejo de la realidad a la mexicana.