¿La descoordinación fiscal, va?

El Gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares y el Secretario de Hacienda y Crédito Publico, José Antonio Meade Kuribreña FOTO: PRENSA GOBERNADOR YUNES (ARCHIVO)
- en Opinión

Arturo Reyes Isidoro / El efecto Duarte no cesa.

Si ya causó estragos de largo plazo en la vida económica y social del Estado, podría extenderse ahora a todo el país.

Haber dejado en bancarrota las finanzas estatales ha orillado al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares a solicitar al Gobierno federal apoyo extraordinario para enfrentar la situación de emergencia que se vive.

Pero la Federación ofrece a cambió sólo “mesas de trabajo”, no obstante que a Oaxaca y al Estado de México sí los ha beneficiado más allá de lo normal.

En su mensaje inaugural hace 14 días el gobernador dijo a los veracruzanos, ante las cúpulas nacionales del PAN y del PRD, que para salir de la crisis había solicitado el apoyo del Gobierno Federal.

Expresó que lo había hecho “porque es indispensable y porque tenemos derecho a ello, somos parte sustantiva de la Federación y esto da razón y fuerza a nuestra demanda”.

Fue claro y contundente: “… al Gobierno federal no demandamos limosnas sino justicia y equidad”.

Recordó lo que es innegable: que Veracruz ha aportado y aporta a la Federación mucho más de lo que recibe y de lo que ha recibido históricamente.

Por ello fue insistente: “… hoy que atravesamos una crisis en paralelo derivada de hechos de corrupción, también sin paralelo, esperamos una respuesta favorable a nuestras demandas”.

El viernes pasado dedicó todo el día a analizar la magnitud de la crisis financiera que le heredaron, tarea en la que trabajó hasta la noche.

En reunión con la titular de Finanzas, Clementina Guerrero, funcionarios de la dependencia y secretarios de despacho, se adelantó que habían llegado ya a algunas conclusiones “que han motivado una gran preocupación, toda vez que conforme pasan los días se han encontrado quebrantos mayores en distintas áreas, compromisos de pago urgente en diferentes rubros y es indispensable encontrarle solución, teniendo a la vista que diciembre es un mes de alto gasto en materia salarial, por sueldos, aguinaldos y otras prestaciones”.

Anteayer lunes dio un informe pormenorizado de la situación real, que se sintetiza en que se vive una emergencia financiera y un desastre social, lo que se puede agravar si el Gobierno federal no apoya con 7 mil millones de pesos de 10 mil que se necesitan para hacer frente a los compromisos de fin de año, de los cuales sólo se tienen 3 mil.

Pero, acusa Yunes Linares, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, hace como que la virgen le habla, y la negativa federal amenaza con encender una mecha que puede causar una gran explosión de tal magnitud que puede dinamitar la coordinación fiscal Federación-Estado que ahora existe, lo que llevaría a replantear el Pacto Federal.

Economistas prestigiosos como Arturo Francisco Gutiérrez Góngora y Alejandro Fuentes Alonso, ambos de la Universidad Veracruzana, así como el Doctor Luis Gordillo, catedrático de la School of de Law-University of Deusto- Bilbao, le ven inconvenientes a una separación fiscal.

El primero de ellos argumenta que la Constitución permite que cada Estado establezca los impuestos que considere necesarios por lo que, afirma, descoordinarse es posible, pero recuerda que, sin embargo, la misma Carta Magna reserva algunos bienes para que sean gravados exclusivamente por la Federación.

Cita los casos de la energía eléctrica, la producción y consumo de tabacos labrados, la gasolina y otros productos derivados del petróleo, los cerillos y fósforos, el aguamiel y productos de su fermentación, así como la explotación forestal y la producción y consumo de cerveza.

Las entidades federativas participamos de la recaudación de los impuestos a estos bienes pero estamos impedidos a gravarlos. Romper el pacto fiscal no nos dará acceso a esos recursos”.

Destaca que romper el Pacto Federal también lleva a considerar el establecimiento de medidas que llevan un importante costo. “Tendremos que contar con un sistema de administración de los ‘impuestos veracruzanos’ que serán aprobados por el Congreso local, y el diseño de los mismos no es menor”.

Y plantea: ¿Cómo tratar las compras foráneas de insumos para los empresarios veracruzanos? ¿Serán deducibles? ¿Si vivo en Ciudad Mendoza y trabajo en Puebla, pagaré impuestos adicionales por la residencia en este Estado? ¿Me permitirán acreditar los que me retiene mi patrón en Puebla? ¿Cambiaremos el mecanismo de acreditación en el IVA para que no se acrediten las compras en el “extranjero” esto es, fuera de Veracruz? ¿O estableceremos mejor un impuesto local al consumo final como el que existe en el vecino país? ¿Nos olvidamos de gravar el petróleo o ponemos un impuesto al extractor del mismo con un impuesto adicional al que cobra la Federación, pasando por encima de la Constitución?

Señala: “Pero hay algo más grave que el diseño de la política y administración de los impuestos. Resulta que Veracruz ha venido aportando a la producción nacional, al PIB, entre 4 y 5 por ciento del total. A cambio, la Federación ha aportado más del 6 por ciento del total de recursos distribuidos a nuestra entidad”.

Fuentes Alonso, por su parte, dice que: “No nos podríamos nosotros salir de ese sistema porque romperíamos esa tradición federalista; si uno se sale, entonces tendrían que salir todos los demás”. A su vez, el doctor Gordillo, en conferencia el jueves pasado en el Palacio Legislativo dijo que no es recomendable desligarse de la Federación en materia de recaudación fiscal ya que a largo plazo serían más los problemas que los beneficios.

En contraparte, el diputado local independiente y exSecretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, le puso el cascabel al gato el pasado 8 de noviembre cuando propuso en tribuna que Veracruz se descoordine fiscalmente de la Federación y que el Estado cobre sus impuestos y le dé al Gobierno federal lo que le corresponde.

No es posible que en estos momentos que Veracruz necesita ser subsidiado no haya apoyo de la Federación, que su titular diga que se adquieran pasivos o es cuento de ustedes allá en Veracruz”.

Manifestó que Veracruz ha sido un Estado tratado injustamente en materia económica,por lo que es necesario decirle a la Federación que o cumple o tendremos problemas todos”.

Hace ocho días, el 6 de diciembre volvió a la carga al presentar un anteproyecto de punto de acuerdo para dejar sin efecto la adhesión de Veracruz al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal a fin de que el Estado reactive sus potestades para gravar y, por ende, ser autosuficiente.

Dijo que descoordinarse implicaría hacerse cargo del cobro de los impuestos al ingreso y al consumo, e incluso de algunos especiales “que defina la soberanía estatal”, lo que implicaría la definición de actividades a gravar y tasas a aplicar, lo que a su vez provocaría una competencia entre estados o con el Gobierno federal para atraer inversiones y contribuyentes a su esfera.

Argumentó que aunque el Estado dejara la coordinación fiscal, mantendría su participación en los impuestos ya mencionados por Gutiérrez Góngora.

Sobre los esquemas de transferencia como las aportaciones federales, planteó que se sigan proporcionando al Estado, aunque no esté adherido a la coordinación fiscal, “tal como ocurrió antes de 1997, cuando se incorporaron las aportaciones a la Ley de Coordinación Fiscal”.

Ayer, en forma coincidente, los titulares de los poderes Ejecutivo y Legislativo, Miguel Ángel Yunes Linares y Sergio Hernández Hernández, respectivamente, se hicieron eco de esa iniciativa y plantearon: o hay rescate financiero de Veracruz o habrá desincorporación (hablaron de desincorporación, no de descoordinación) fiscal.

El 10 y el 11 de noviembre (“La propuesta de Buganza” y “Descolonizarnos de la Federación”) y el 6 de diciembre (“Justicia y equidad, no limosna”), me ocupé del tema y dije que me parecía viable, razonable, justa, audaz y revolucionaria la propuesta bugancista, revolucionaria porque el resto de los Estados se sumaría y obligaría al gobierno central a replantear el contenido del Pacto Federal.

El efecto Duarte, pues, como expreso al principio, y la desatención de la Federación pueden ser la mecha que inicie una revolución fiscal que alcanzaría a todos los estados del país con consecuencias imprevisibles por ahora.

Si el gobernador Yunes apoyado por el legislativo llevan adelante la iniciativa de Buganza pueden colocar a Veracruz como punta de lanza y Estado señero que ha sido en la historia de México e iniciar la transformación del país en materia fiscal y ponerlo al día en el preciso momento en que todas las sociedades del mundo cambian y se adaptan a las necesidades y a las nuevas circunstancias, y porque además nada es para siempre y menos lo puede ser el injusto e inequitativo trato que da la Federación a Veracruz en materia fiscal. Descolonicémonos.

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