En algún momento el Conaculta era un establo al que acudía a comer heno la clase intelectual de este país. Pregúntese usted, ¿cuál ha sido el papel de los intelectuales en la formación democrática de este país? La respuesta podría ser que durante el gobierno de Zedillo, Calderón y Fox los intelectuales, como los mariachis de José Alfredo, callaron. Este país es lo que es por la participación y la omisión de todos sus grupos, incluidos los intelectuales que sólo buscaban la beca, el puesto, o la agregaduría cultural en alguna embajada.
Ese fue uno de los grandes logros del Conaculta de Tovar y de Teresa; la continuación de su magna obra sería la Secretaría de Cultura. Pero murió Tovar y de Teresa dejando a un pueblo inculto, con los índices más bajos de lectura y ya ni se diga en comprensión de lectura. Y es que por la lectura es por donde nos entra toda la cultura.