Un hombre vale lo que vale su palabra…

El Fiscal General nombró este día a Jorge Winckler Ortiz como Visitador General FOTO: E-CONSULTA
- en Opinión

Maryjose Gamboa /A veces hacemos de amigos, enemigos, y de los verdaderos enemigos aliados. Minados por la vanidad y por la disputa de espacios políticos, ya no traemos el corazón calentado  por ideales de justicia… Quedamos sordos a los clamores del pueblo, perdemos la humildad del trabajo y cambiamos utopías por votos”… Ernesto Guevara de la Serna.

En uno de los tantos discursos que el emblemático guerrillero dejó como testimonio de una filosofía de vida a la que fue leal hasta su último respiro, encuentro la mejor manera de resumir el reto que ha de enfrentar cada día el nuevo gobierno y el nuevo congreso en Veracruz para lograr lo único que marcará la diferencia con todos aquellos que nos antecedieron… El HONRAR LA PALABRA empeñada en campaña anteponiendo ante cualquier persona y ante cualquier circunstancia, el compromiso de luchar y velar por el bienestar, por la justicia,  y la dignidad, de las y los veracruzanos.

Los que se fueron, los que saquearon las arcas estatales, los que mutilaron hasta los más elementales derechos humanos, los que pisotearon el orgullo y la dignidad de un pueblo, convirtieron en “amigos” a quienes les llenaron de alabanzas hasta hacerlos creerse inmunes ante cualquier ley humana o divina, y  en aliados a los más sanguinarios y despiadados delincuentes. La vanidad y las ansias de poder, los convirtieron en unas bestias no solo incapaces de sentir compasión ante el dolor ajeno, sino también de destrozar la vida de miles de personas a las que movían genuinos ideales de JUSTICIA… Sordos ante el clamor de un pueblo, ciegos ante la miseria de millones, mudos ante la injusticia, soberbios ante la victoria, y desprovistos de cualquier escrúpulo a la hora de convertir el hambre generada por ellos mismos, en votos.

A esos, a todos esos, es a los que debemos seguir teniendo presentes en la memoria y el corazón no sólo para hacerle justicia a todos aquellos que en nosotros confiaron, también para no convertirse con el paso del tiempo en lo que tanto criticamos, señalamos, y  por años denunciamos, y  hoy es un buen día para retomar el camino correcto -el que está muy lejos de lo conveniente- porque hoy,  Gobernador y diputados locales, entregan la medalla Adolfo Ruiz Cortines a los Colectivos de búsqueda de personas desaparecidas en el estado… Una medalla y un reconocimiento que merecen pero que de nada sirve sino va a acompañado del compromiso real de verdad y justicia.

Y es necesario decirlo así de claro ante los hechos recientes… La salida “airosa” de un Fiscal que dio tregua a los victimarios y atacó sin piedad a las víctimas. Un Fiscal que se va libre, inmune, con las manos llenas de sangre pero con los bolsillos repletos. Un patán, un represor y  un cobarde, que jamás hubiese aceptado quitarse así mismo el fuero (según dijo ÉL MISMO a sus cómplices más cercanos, muchos aun incrustados en la fiscalía dicho sea de paso) sin estar seguro que no sería investigado y enjuiciado.

En torno a su salida hay varias versiones, versiones que habrá que seguir hasta dar con la verdadera, pero que de entrada y sin importar la que resulte cierta, causa un profundo dolor y una profunda decepción entre los millones de agraviados que dejó a su paso… ¿Qué justificación puede consolar a cualquiera de las madres, padres, hermanos, hijos, amigos, que perdieron a un ser querido por su omisión traducida en complicidad? ¿Qué razones podrían comprender aquellas mujeres  golpeadas, torturadas, violadas, mutiladas en cuerpo y alma,  por delincuentes que bajo el amparo de Luis Ángel Bravo las despedazaron física y/o emocionalmente?

NINGUNA carajo, porque con los verdugos del pueblo veracruzano no se negocia, porque la JUSTICIA no se mendiga, porque la verdad no puede ser reducida a una comedia, y porque la palabra que no se honra es una daga clavada en el corazón de quienes han sido ejemplo de lucha y dignidad, como estas mujeres que han cavado cada centímetro de tierra veracruzana con sus propias manos buscando a sus hijas, a sus hijos, a ese pedazo de vida que el ex Fiscal les arrebató para siempre, y que hoy serán reconocidas por su valor y entereza por el estado.

El relevo de este rufián hubiese sido una extraordinaria noticia pero en otras circunstancias… Ni Luis Ángel Bravo merecía salir por la puerta grande, ni quien se quedó al cargo de la Fiscalía en lo que el congreso designa a un nuevo Fiscal, merecía entrar por la puerta chica. El primero porque permitió que Veracruz llegara a este punto de miseria y dolor protegiendo a quienes hoy busca la PGR por todo el mundo, cuando él los tuvo miles de veces enfrente, departiendo, maquillando cifras, manipulando expedientes, y archivando denuncias. El segundo porque siempre mostró un inquebrantable compromiso con la JUSTICIA, y un conocimiento pleno en materia legal.

Y creo que sólo  hasta este punto puedo ser, como columnista de este medio, objetiva.  Cualquier otra opinión o comentario estaría sesgado por el dolor propio de ver a mi verdugo y a mi defensor estrechándose la mano como si una de ellas no estuviese marcada con la imborrable huella de la corrupción,  y de la complicidad en incuantificables e indescriptibles perversidades.

Aunque eso sí   -y debo decirlo en congruencia con el compromiso de verdad establecido con quienes en mí han depositado su confianza para representarles en el congreso local y con quienes me honran leyendo este espacio-,   que es absolutamente falso que no cumpla con los requisitos de ley para aspirar al cargo de Fiscal General del Estado… No tiene uno o dos años con cédula profesional, tiene por lo menos quince o veinte años de contar con ella porque de otra manera ni mi propia defensa hubiese podido encabezar.

La fecha de expedición de la misma  que en varios medios se ha ventilado, es una mera confusión, ya que en realidad solo se trató de una reposición, y soy testigo de ello porque poco durante mi proceso (si no mal recuerdo poco antes de obtener mi libertad) fue asaltado a unas cuadras de la propia Fiscalía y en su cartera iba la cédula profesional. Así como también es mentira que  carezca de los conocimientos y la ética profesional necesarios para llegar el puesto que de manera momentánea  ocupa.

Al final del día, tendremos todos y cada uno de los que hoy somos EMPLEADOS (no reinas ni reyes) del pueblo, la OBLIGACIÓN LEGAL Y MORAL de entender que no hay discurso que pueda sustituir a las acciones.  Que solo la congruencia entre lo que se dice y se hace nos hará conservar o perder el voto de confianza que los veracruzanos nos brindaron.  Que por más dura que haya sido la guerra por derrotar a los malos, eso no nos convierte en automático en los buenos… Que para merecer ese adjetivo hemos de luchar con más valor, con más firmeza, y con más corazón de lo que hasta hoy hemos luchado, porque ahora la guerra es en contra de nuestras propias debilidades a la hora de demostrar que somos la palabra empeñada, NADA MÁS.

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