Es el colmo que algunos medios, que siempre fueron oficialistas, defiendan al fiscal Luis Ángel Bravo con el argumento de que el señor es titular de un organismo autónomo, y que por lo mismo debería durar en el cargo los nueve años irrenunciables que le corresponden. Estos medios no se ponen a pensar en el actuar del fiscal, en su defensa a ultranza de los violadores llamados Porkys (por cierto ellos con una entrevista pactada también participaron de esa defensa), en el retraso de las denuncias en contra de Javier Duarte y de los funcionarios que lo ayudaron a saquear Veracruz.
A todo ello habría que sumar la responsabilidad de Luis Ángel Bravo en el caso de varios periodistas agredidos y asesinados. La omisión, el encubrimiento, la opacidad, la discrecionalidad, la criminalización de las víctimas, el apoyo irrestricto a un gobernador prófugo de la justicia, todo eso se está tomando en cuenta para retirar a Luis Ángel Bravo de la Fiscalía General del Estado.
Aquí no se trata de si el señor gusta o no gusta al nuevo gobernador; o si el nuevo gobernador quiere arbitrariamente poner a otro. Aquí se trata de retirar a un sujeto que sirvió a los intereses viles de una clase política que vino a saquear al estado.
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