Zaira Rosas / Un líder de América ha muerto y la noticia conmociona a naciones enteras porque estemos de acuerdo o no, Fidel Castro ha dejado una gran huella, 90 años de una leyenda mundial, algunos podrán apoyar sus ideales, admirarle. Otros sin duda celebran su muerte con ritmo cubano desde el exilio, algunos pocos desde el interior de la isla, porque siempre se encontró en medio de dos polos, los que le alaban y seguían hasta la victoria y los que nunca le apoyaron o vieron transformar su sueño en un río de muerte innecesario.
Por medio de un criticado socialismo el ex dirigente cubano logró lo que muchos podrían considerar imposible, hacerle frente al bloqueo económico de la nación más poderosa del mundo y levantar en medio del mismo al archipiélago del Caribe, logrando posicionarse en temas de salud, educación y cultura. Mientras que en América latina la tasa de analfabetismo es de un 11.7% en cuba es de 0.2%, ahí la escolarización de la enseñanza primaria es de un 100%, continuando con números similares en los demás niveles, aprender ahí no supone ningún problema, de acuerdo a la UNESCO Cuba es la nación de todo el mundo que dedica más presupuesto a la educación. También el sistema de salud ahí es digno de admirarse, cuentan con el doble de médicos que Estados Unidos, la atención es totalmente gratuita y pese a las precariedades las estadísticas hablan por sí solas a través de la esperanza de vida y la erradicación de la desnutrición infantil.
Con estos datos queda claro que el mundo tiene mucho que aprenderle a la patria caribeña, sin embargo a la par de alabanzas aparecen los gritos clamando justicia, los múltiples intentos de asesinato al líder ahora fallecido y las historias que le señalaban como dictador. Hay quienes lloran la muerte de quien consideraron un guía, del llamado libertador más grande después de Simón Bolívar, pero también existen los que en medio del marxismo vieron venir la ruina, la precariedad y múltiples limitaciones, quienes le acusan de asesino no sólo por los múltiples fusilamientos a traidores y opositores, sino por todas las muertes de quiénes murieron intentando huir de la isla en busca de un mejor futuro o de reunirse con sus familias en algún otro lugar.
De cara al desarrollo de cuba en medio del bloqueo, hay líderes de opinión que lo tacharon de dictador, después de casi 58 años al poder para algunos el sueño se transformó en una pesadilla, incluso el periodista Jorge Ramos, quien estuvo casado con una mujer de origen cubano y con múltiples amigos y conocidos del mismo origen, señala: “Fidel era un brutal dictador. Ordenó ejecuciones de opositores, mantuvo prisioneros políticos, violó sistemáticamente los derechos humanos, evitó siempre elecciones multipartidistas, censuró brutalmente a la prensa y tuvo un control absoluto de todos los rincones de la isla. Fidel fue un perverso en la aplicación de la violencia. Por eso hoy no podemos presentarlo como un héroe. No lo fue”
En lo personal me atrevo a decir que fue héroe de quienes vivían en la desigualdad, de todos los marginados y que sin duda de una manera u otro logró crear un sistema único en el que si bien no existían privilegios (para la mayoría, porque sí hubo quienes vivían mejor) tampoco existían padecimientos de los países en vías de desarrollo, en los que son más los que viven en medio de la miseria, sin acceso a educación, muriendo por falta de los servicios de salud y viendo a otros sumidos en la opulencia a costa suya. Pero también le considero un dictador, un represor de libertades y sanguinario, capaz de cualquier cosa cuando no veía cumplidos sus ideales. Nací con la imagen de Fidel como una leyenda, escuchando historias que me parecían mágicas de náufragos rescatados por delfines en un intento de llegar a Miami y con escasos años me costaba comprender porque alguien querría huir de su país de esa manera.
Recuerdo que en mi ideario infantil (por ignorancia) Cuba era un país sumamente pobre en el que las personas sólo tenían dos mudas de ropa, los hospitales no tenían batas pero sí sabía que grandes médicos estaban ahí, al igual que grandes músicos y una increíble cultura. Conforme pasó el tiempo comprendí y aprendí que en realidad Cuba tenía un sistema con defectos como cualquier otro en el mundo, pero lleno de virtudes que deberíamos considerar, que sin duda después de años los ideales revolucionarios se modifican y que sus líderes no siempre evolucionan con los mismos. Que Fidel sí fue héroe pero también en medio de su heroísmo pecó de villano.
Ahora queda la interrogante de cómo será la isla sin Fidel Castro, hay quienes dicen que el cambio es inminente, pues Cuba está llena de Fidelistas no de Raulistas, además de la reciente apertura del gobierno de Estados Unidos, otros como el periodista Jorge Ramos, mencionan que quizás todo siga igual, tomando como ejemplo a Venezuela donde el chavismo perdura aún sin Hugo Chávez. No obstante llegados a este punto y con opiniones tan divididas sólo tenemos una certeza Fidel fue un líder, capaz de mover a las masas y ganar adeptos como ningún otro, y pasará a la historia de América y el mundo como tal, como el ícono de la Revolución Cubana al lado del Che Guevara, ya el tiempo definirá si fue un reformador social o un dictador, de momento yo le considero ambos.
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