La tercera fuerza legislativa aún respira por la herida. Con sólo 10 diputados, el PRI debuta en la XLIV legislatura como oposición. Después de que el electorado veracruzano los mandó hasta la cola, los diputados tricolores buscarán hacer alianzas y política legislativa. Desafortunadamente el tufo de la corrupción los persigue. La enorme mancha que dejó el descalabro financiero ocasionado por uno de los políticos que fue uno de los consentidos del sistema priista, los persigue como mancha de Caín.
Además, la inexperiencia del coordinador priista, orgullo del nepotismo de exadministrador del Congreso, también es un punto en contra. Este legislador pocas veces agarró un gis para dar clase, mucho menos tuvo la agilidad mental para comprender el marco jurídico y funciones de lo que significa un verdadero diputado.
A la bancada priista, de la mano del imberbe Callejas Roldán, no le queda otra más que decir a todo que sí, para que no sean relegados por las dos fuerzas políticas mayoritarias, como son el PAN o Morena. Ni hablar, la chiquillada tricolor le tiene que echar muchas ganas sino quieren pasarse a traer a los candidatos a las municipales y orillarlos a la derrota.
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