Pero es que la UPAV no tiene RVOE, porque al ser una universidad creada por decreto en el Congreso del estado de Veracruz no lo necesita. El RVOE sólo lo requieren las universidades particulares. De hecho, algunas carreras que se ofertan en la UPAV además del título se les tramita la Cédula Profesional. Ninguna universidad que no esté en regla puede aspirar a que sus egresados obtengan la Cédula Profesional.
La UPAV tampoco es la universidad de Javier Duarte. El prófugo gobernador, más ocupado en enriquecerse que en gobernar, se olvidó por completo de esta casa de estudios. El presupuesto otorgado a la UPAV es verdaderamente risible, algo así como 25 millones de pesos anuales que por cierto nunca se pagaron de manera completa, de hecho, en los últimos cuatro años, tal pago nunca existió.
Sin embargo, la Universidad Popular Autónoma de Veracruz siguió creciendo, llegando a la gran mayoría de los municipios veracruzanos, y de municipios de otros estados. ¿Cómo se consiguió tal empresa? Pues gracias al trabajo incansable del profesor Guillermo Zúñiga Martínez y de los coordinadores y asesores solidarios, así como del personal que labora en las oficinas de esta universidad.