Jorge Flores Martínez /Hace unos días un buen amigo me recomendó que le escribiera una carta abierta a Fidel Herrera. Debo reconocer que la idea estuvo dando vueltas en mi cabeza varios días, lo cual no solo encontraba difícil, sino imposible; articular un documento de esta naturaleza sin recurrir insistentemente a insultos y recordatorios de progenitora.
Lo comenté con otro amigo y me dijo que, lo que tocaba era dirigirla a Javier Duarte y que le expusiera la enorme decepción que había sido como gobernador de Veracruz; esta vez la idea solo se mantuvo durante unos instantes y alcancé a contestarle a mi amigo que Javier no me decepcionó, pues lo sabía cínico, ladrón, sinvergüenza y mentiroso desde antes que fuera gobernador y que, por el contrario, su actuación solo confirmó plenamente lo que esperaba de él.
Después pensé en Miguel Alemán y recordé que él si fue una gran decepción, se esperaba que gobernara con una visión a largo plazo, con la concepción de un Veracruz diferente y al parecer solo y de manera literal, decidió mandarnos a volar con todas nuestras esperanzas como equipaje.
Ahora viene Miguel Ángel Yunes y sería necio escribir una carta abierta donde expusiera lo que esperamos los veracruzanos de su administración, de tan solo dos años. Después de todo, quien soy yo para exponer a nombre de ocho millones de veracruzanos cualquier cosa al próximo gobernador de nuestro estado. No puedo hablar en nombre de nadie, salvo en el mío, así que intentaré exponer lo que espero de él y de su gobierno.
Paso por obvio lo de cárcel y que devuelvan lo robado los responsables del desfalco a nuestro estado, eso lo prometió en campaña; así, que explicado lo anterior, me permito exponer una carta abierta a nuestro próximo gobernador.
Ser gobernador es un honor enorme y, por supuesto, que representa el sueño de muchos veracruzanos; usted será nuestro gobernador los próximos dos años y le pido que su sueño no se convierta en nuestra pesadilla; debe gobernar con respeto, humildad y sencillez. Renunciar a cualquier privilegio, ya que el goce de alguno de éstos representa por lo regular un derecho vulnerado en otra persona.
Le pido que siempre se conduzca con la mayor honestidad y responsabilidad, para que su actuación sirva de ejemplo a todos sus colaboradores. Nadie está exento del error, así que le solicito que en caso de encontrarse en éste, lo reconozca y rectifique con la mayor humildad y sencillez, es poco tiempo y no se debe perder en orgullos mal entendidos.
La administración de nuestro estado no puede tener secretos, salvo los que por Ley requieran la mayor discreción, por lo que le pido que las negociaciones que involucren los intereses de los veracruzanos sean públicas y en caso de no poder serlo, siempre se antepongan a los veracruzanos por encima de cualquier grupo o partido.
No tiene obligación de atender cuotas políticas de ningún tipo en su administración, recuerde que se debe a todos los veracruzanos, y la inmensa mayoría no pertenecemos a grupos o partidos y estamos hartos de pagar las ambiciones políticas de verdaderos parásitos sociales.
No puede olvidar gobernar para los más marginados, quienes requieren su presencia y apoyo incondicional; es indignante que los funcionarios acudan a las localidades más pobres en caravanas de vehículos, que representan muchas veces más el recurso que se tiene destinado en el presupuesto para atender sus necesidades básicas. Insisto, gobernar con sencillez y humildad, asimismo exigirlo a todos y cada uno de los funcionarios de su gobierno.
Estoy ofendido de estos terribles doce años, por lo que no me parece conveniente que se negocie o pacte políticamente con los que lastimaron a Veracruz. El daño es enorme y las fortunas ilícitas son un insulto, no permita que estos sinvergüenzas se burlen nuevamente. Por lo menos que en el señalamiento constante sientan el repudio y el rechazo.
Recuerde que gobernar con grupos de choque, como los utilizados en gobiernos anteriores, es ofensivo para la sociedad, no queremos encuerados o grupos electoreros que viven del erario. La mejor y única forma de ganar una elección es con trabajo y sensibilidad de gobierno. Preferible verlos protestar al cansancio, antes que vulnerar los intereses de todos los veracruzanos; si nos explica y se hacen públicos sus reclamos y negociaciones sabremos discernir perfectamente.
No podemos seguir viviendo en la incertidumbre de la inseguridad, trabaje intensamente para abatirla y en devolvernos la tranquilidad de saber que nuestros hijos regresarán a salvo; no permita mandos coludidos o infiltrados por la delincuencia, el daño y el dolor ocasionado a miles de veracruzanos es terrible. Apoye a las madres y padres de los desaparecidos; una fosa, un cuerpo arrojado en la vía pública o una mujer asesinada es una afrenta a todos como sociedad. Sé que el trabajo es formidable, pero después de todo el gobernador es usted.
La única elección que le debe importar y por la que tiene que trabajar todos los días de los próximos dos años es la pasada, la del 5 de junio de este año; deje que las siguientes elecciones sean importantes para los actores que las disputen, la suya ya la ganó, las que vienen no les corresponden a usted.
La confrontación es el arma del intransigente, el diálogo y el respeto siempre serán las herramientas de la política. En Veracruz necesitamos una conducción serena y segura, el camino que tenemos que recorrer es imponente, sinuoso y con multitud de peligros, requerimos un conductor confiable que evite en todo momento acciones temerarias.
Por último, insisto e insistiré en todo momento a que la honestidad y la sencillez sean los mayores valores de su administración, y la humildad su presentación. Recordar en todo momento que hay millones de veracruzanos en la total y más absoluta marginación y, que esta tierra representó una promesa de bienestar y progreso para algunos, esta promesa siempre se encontrará incumplida cuando millones de niños y jóvenes solo encuentren en su origen de pobreza, su destino inevitable.
Así que no le quito más su tiempo, recuerde que Veracruz permanecerá después de todos nosotros, pero es nuestro deber trabajar todos los días para que su futuro no sea como siempre, una promesa rota más.
Atentamente,
Jorge Flores Martínez
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