Luis Ortiz Ramírez / El noble quehacer de enseñar y mostrar el camino, a la parte más sensible de la sociedad mexicana, deja amuchas satisfacciones. Es cierto que el embate neoliberal y la globalización galopante, junto a las tecnologías informáticas hacen que el trabajo del maestro, sea un verdadero reto.
No obstante, la dependencia y entreguismo del Gobierno federal a la OCDE, el Banco Mundial o la UNESCO, acartonan y alentan al sistema educativo nacional, entre estas condiciones, el maestro busca hacer su trabajo. Desafortunadamente en ocasiones las mismas autoridades, le ponen tropiezos al magisterio.
En Veracruz, los maestros han estado en medio de una relación insana. Durante más de 30 años, el magisterio ha estado supeditado con grilletes ideológicos a los sindicatos, especialmente al SNTE, sindicato que se ha caracterizado por ser una rémora del sistema priista local.
Con la renovación de poderes y alternancia, se vislumbra una luz de esperanza, se espera que la educación vuelva a ser una prioridad en el presupuesto de gobierno del estado a partir del 2017.
Urge un acercamiento directo con el magisterio, los sindicatos solo se han convertido en barreras que impiden acercarse a las autoridades. Además la falta de credibilidad y confianza es evidente, los sindicatos magisteriales se ha convertido en clubs de comisionados sindicales.
Especialmente, durante los últimos 12 años, el maestro veracruzano ha sido tratado como un verdadero delincuente, fue humillado y golpeado por un gobierno represor e insensible.
Por otro lado, resulta lamentable que el gobierno estatal saliente, deje en una situación penosa y lastimosa al sistema educativo veracruzano, hoy se ocupan, los últimos lugares a nivel nacional, con un analfabetismo cercano al 10 por ciento de la población y un elevado porcentaje de jóvenes con secundaria trunca y el 9.2% sin ningún grado de escolaridad.
El descuido del sistema educativo estatal es evidente, el agravio al magisterio fue vergonzoso, la tardanza en los pagos, el jineteo a los recursos etiquetados para el mantenimiento de las escuelas fue descarado, el desvió de recursos, ha ocasionado un desorden social e institucional.
Resulto insultante el mantenimiento de gente que no trabajaba, pero bien que cobraba, desgraciadamente el gobierno estatal mantuvo en nómina a 2 mil 173 aviadores del magisterio, entre compadres sindicalistas y familiares de los funcionarios duartistas.
Estos ocasionaron un daño presupuestal de 815 millones de pesos, que bien pudieron solucionar las demandas de aulas, laboratorios, bibliotecas y demás infraestructura que hoy reclaman las escuelas.
El perdón a una deuda de 6 mil millones a la SEV, por la prostituida legislatura saliente, solo fue una muestra del grado de corrupción que existe.
El Gobierno entrante, encontrara un panorama desolador, existen escuelas en condiciones deplorables, con aulas improvisadas, pisos de tierra, sin agua, drenaje, energía eléctrica, y sin baños. Además sólo el 20.5 por ciento de los planteles cuentan con servicio de internet.
Antes de limpiar el desorden financiero en la SEV, se requiere limpiar las direcciones administrativas que discriminaron a los maestros, quitar a gente que solo privilegio a sus familiares y dejo fuera a los verdaderos merecedores de estar en las aulas.
El panorama será un verdadero reto, sin embargo existe voluntad de cambiar las cosas en el ámbito educativo. Los veracruzanos se lo merecen.
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