Virginia Durán Campollo / Sorprendió al mundo el triunfo de Donald Trump. Fue impacto universal, el que sea el nuevo presidente de los Estados Unidos. Un hombre cuestionado por la mayoría, por su personalidad controvertida. Agresivo, impulsivo, irracional con serias inclinaciones hacia el despotismo. Su lenguaje corporal y verbal, creaba distancia. No era el favorito. Hasta el último momento, antes de la elección, todas las encuestas serías daban el triunfo a Hillary Clinton. Era una oportunidad inmejorable, que fuese una mujer la mandataria del país más poderoso económica y militarmente. Aportó con una sabiduría política, de un aprendizaje mayor -en su larga carrera- en puestos claves del gobierno estadunidense. El género perdió una ocasión deseada por muchas. En contra parte, sentimos preocupación por la misoginia y machismo del sujeto. Varias aristas tiene el tema y los analistas especializados dan luz. Como mexicanos, la desgracia no pudiera ser mayor. Los asuntos para nuestro país sobre política externa, el Muro, remesas, TLC, exportaciones son de riesgo. Su comentario de que los mexicanos somos criminales y violadores, no avizora nada bueno y será de más rechazo para los connacionales. Es un personaje peligroso para el mundo.
*** La resonancia estremece y se clama nacionalismo. Un sinfín de propuestas. En simplicidad, por ejemplo, no consumir productos americanos y hacerlo de lo que aquí se produce. Revivir la actividad del campo, pudiera ser una opción. Lamentablemente a nuestros políticos eso no les importa, sino tener grandes negocios con ellos como el armamento. Los partidos políticos se muestran oportunistas y hacen un llamado a la unidad, cuando los mismos están partidos. Lo que debieran hacer es sí unirse, pero a la defensa del país consignando a funcionarios públicos depredadores. Persisten en su show mediático, que nadie les cree. Un llamado a la ciudadanía, para que se integre plenamente para coadyuvar en lo que se pueda. Norteamericanos y mexicanos, empiezan a emigrar a su lugar de origen o Canadá. Otros miles se manifiestan con cierta violencia, en contra de la designación en diferentes estados. Esto apenas empieza.
*** Al respecto nos quedamos con la anécdota que cuenta Ricardo Rocha, que hizo Carlos Denegri- uno de los periodistas más influyentes y poderosos de la época-cuando estados Unidos dejó caer la bomba atómica en Hiroshima. Inició su prestigiada columna con un “padre nuestro que estas en los cielos…” y dejó el espacio en blanco. Así de delicado el asunto.
*** No está mal recurrir a nuestras sanas costumbres, como el adquirir los alimentos en los mercados. Esos sitios ancestrales llenos de colorido y sabor. Los grandes tianguis, que deslumbraron a los conquistadores como Tlatelolco. Ahí se vendía de toda la riqueza que la tierra nos brinda. Consumir lo que los artesanos mexicanos, elaboran y sentirnos orgullosos de lo que somos. Estados Unidos no tiene la cultura milenaria de México. Carecen de las grandes culturas como los Aztecas, Mayas, Olmecas, Toltecas, Zapotecas, Totonacas. No podemos sentirnos menos. Entender a quienes nos rechazan, porque es su ignorancia lo que les impide valorar a nuestro gran país.
*** Leí una narrativa cubana, lamentó no recordar a el autor, que se titula La Casa. La construcción cuenta, la vida de sus habitantes. Pienso en Casa Veracruz y cuánto podría describirnos, de los sátrapas que la habitaron. Un pequeño reino, donde sus habitantes vivían en el derroche total. Los espacios, con mobiliario muy caro. Las paredes adornadas, con cuadros valiosos. Vajillas de porcelana, copas de cristal cortado y cubiertos de plata. Figuras de materiales finos. Una cava con vinos hasta de 120 mil pesos. Un lujo excesivo de unos reyezuelos, de origen muy bajo, amorales convertidos en nuevos ricos. Mientras la mayoría carece de lo estricto.
*** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.
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