Armando Ortiz / En este país se puede robar dinero al erario público, se puede defraudar a la educación de millones de niños, se pueden entregar maletas de 25 millones de pesos cada semana, se pueden crear empresas fantasmas para después comprar propiedades en Costa Rica; en Veracruz se puede ser un delincuente como Vicente Benítez y no obstante tener una curul como diputado para tomar decisiones que afecten a los Veracruzanos.
Porque cada vez que Vicente Benítez levante la mano en alguna votación en el Congreso un delincuente estará decidiendo por nosotros; porque cada vez que Vicente Benítez ocupe la tribuna en el Congreso, estará hablando un delincuente. Vicente Benítez debería estar en una celda, no en el “honorable” Congreso.
La sola presencia de Vicente Benítez en el Congreso le quita todo lo honorable a ese recinto. El Congreso del estado, de ser el lugar donde se asienta uno de los tres poderes que sostienen al Estado, se convierte, con la presencia de Vicente Benítez, en un refugio de delincuentes, en una guarida de cuatreros.
Por supuesto él no es el único delincuente que se encuentra ahí refugiado, hay otros, pero él es quien más claramente ha dado a conocer su calaña. Ángela Soto, la líder de la Sección 26 del sindicato de trabajadores de Salud es otra. Ella ha sido señalada por corrupción. En la columna “Veracruz, cinismo galopante” Riva Palacio relata sobre una reunión a puerta cerrada donde Ángela Soto Maldonado, líder de la Sección 26 del sindicato de salud, revela que les han autorizado 20 millones de pesos para mantenimiento de hospitales, pero que como ya quedan poco días no va a dar tiempo de ejercerlos, por lo que encontró la manera de quedárselos.
Otro delincuente que obtuvo refugio en la 64 Legislatura es Juan Callejas Roldán, quien con su asociación civil “Equipo Liderazgo Mexicano” desvió millones de pesos del dinero de las cafeterías escolares a sus bolsillos. Es por ello que escuelas como la General 5, Manuel R. Gutiérrez, están en condiciones deplorables, porque el dinero de la renta de la cafetería escolar debería estar destinado para el mantenimiento de las instalaciones escolares. Pero al desviarse ese dinero a una asociación civil el mantenimiento de la escuela ha quedado olvidado.
Pero no es nuevo que un Congreso se convierta en refugio de delincuentes. Los mayores cómplices de Javier Duarte tienen fuero y se encuentran en el recinto de San Lázaro. Tarek Abdalá, quien ha sido inhabilitado para ejercer cualquier cargo por 10 años, pero sigue siendo diputado federal. Lo mismo pasa con Adolfo Mota, Jorge Carvallo, Édgar Spinoso, Erick Lagos y Alberto Silva entre otros.
Es vergonzoso que se utilice el Congreso de cualquier estado, de cualquier nivel, el lugar donde se encuentran las personas que representan a los millones de mexicanos como un lugar para obtener impunidad y así, no sólo andar libres, sino además seguir delinquiendo sin que las autoridades puedan hacer nada contra ellos.
Es por eso que a Vicente Benítez se le veía sonriente, porque al tomar protesta como diputado local cree que su burla ha quedado completada. Pero todavía se le puede desaforar, todavía se le puede sacar de ese refugio para ponerlo donde merece estar, en una cárcel, tras las rejas.