La intransigencia, el sectarismo y dogmatismo deben quedar fuera del Congreso local. La apertura al diálogo, la flexibilidad y racionalidad deben aparecer en las propuestas de las bancadas partidistas. Comienza el trabajo legislativo y se debe dar paso a la crítica; la discusión inteligente será la bisagra que permita lucir el trabajo de cada fuerza política. Las ideas de cada bancada deben de presentarse con firmeza, pero también con humildad y respeto a los demás.
No hay mayoría absoluta, y eso resulta un reto para cada integrante de la recién estrenada legislatura. Sin embargo, también es una oportunidad para que se privilegien los intereses del pueblo veracruzano. La vergonzosa y repugnante actitud entreguista de los diputados salientes debe servir como ejemplo de lo que no se debe de hacer.
Los diputados de cualquier fuerza política deben saber que estarán en un aparador de cristal, los ojos de los veracruzanos juzgarán sus acciones legislativas; les dan el voto de confianza a esta legislatura, pero también estarán al pendiente de ellos. De ello depende el papel que tengan sus partidos políticos en las próximas elecciones municipales.
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