(Tomada del periódico Notiver)
El viernes 28 de octubre a las 18:00 horas se presenta en el Colegio de Notarios de Xalapa, Veracruz el libro Todos estamos muertos de Armando Ortiz, escritor y columnista de Notiver. El libro es parte de la Colección Premios Nacionales que edita la Universidad Popular Autónoma de Veracruz. La presentación estará a cargo de Maryjose Gamboa, Silvia Tomasa Rivera y German Ceballos. Es por este motivo que aprovechamos la oportunidad para entrevistar al autor a unos días de la presentación:
Notiver: Por qué no empezamos por el título, Todos estamos muertos, ¿no te parece un título demasiado sensacionalista?
Armando Ortiz: Puede ser, aunque yo diría que más que sensacionalista, sensacional. En primer lugar te diré que se acostumbra que un libro lleve al título de alguno de los cuentos, no en todos los casos, por supuesto. Por ejemplo el libro de cuentos de José Emilio Pacheco se llama La sangre de medusa porque un cuento lleva ese título, pero no todos los cuentos de ese volumen son sobre mitología. Un libro de Borges se titula El Aleph, porque un cuento lleva ese título. En este libro hay un cuento que se titula “Todos estamos muertos” y es un relato sobre la caída de las Torres Gemelas en Nueva York. Nada que ver con matanzas en Veracruz.
Notiver: Pero en un artículo previo señalas que ante tanta inseguridad, ante tanta corrupción, ante tanto cinismo en Veracruz todos estamos muertos, ¿trata o no trata tu libro sobre lo que sucede en Veracruz?
A.O.: Hay tres cuentos en particular que forman parte de lo que llamo una trilogía de la violencia en Veracruz, son relatos sobre cómo los jóvenes se han ido imbuyendo en el mundo del tráfico de drogas, el secuestro y la extorsión. Son relatos crudos, trágicos, como de nota roja, pero que no superan la realidad que estamos viviendo. Uno de esos relatos titulado “Cuentas saldadas” es el relato de un joven que pasa de vender Biblias en las casas a vender droga, secuestrar y asesinar; es un retrato de lo que sucede actualmente en Coatzacoalcos, de lo que sucede en todo el país. Es un relato también sobre la postura egoísta de unos cuantos que creen que la violencia no los podrá alcanzar porque ellos viven en su burbuja de lujos y excesos.
Notiver: ¿Qué hay de los otros cuentos? ¿También hay muerte en ellos?
A.O.: En algunos sí, en otros no. En otros hay nostalgia y reproche. Son relatos de personas que llegan a la edad adulta pasando el año 2000. Son mi generación, los que esperábamos que en el 2000 ya iba a haber autos voladores como en los supersónicos. Pero con lo que nos encontramos es con una realidad de crisis. Somos la generación de la crisis, los nacidos al final de la década de los sesentas y principios de los setentas. Los gobiernos nos prometieron mucho y nos cumplieron poco. Y luego vino el gobierno del cambio, pero no hubo cambio, antes bien un gatopardismo que permitió que la misma clase elitista siguiera controlando este desolado país.
Notiver: Suena algo deprimente…
A.O.: Puede ser, pero hay esperanza, porque a final de cuentas atravesamos el río con todo y que estaba caudaloso. Sobrevivimos, aquí estamos, activos, haciendo cosas, deshaciendo cosas, intentando un mundo mejor.
Notiver: ¿Qué esperas de este volumen de cuentos?
A.O.: Que la gente lo lea, para eso lo escribí y lo publiqué, para que la gente lo lea. Esa es la única finalidad de un libro. Si a partir de la lectura la gente se ve motivada a hacer algo, si algún relato mueve a alguien, algún párrafo, el gesto de un personaje, una anécdota, inspira a alguien, a uno o a muchos, esa ya es ganancia.
Notiver: Por último, eres el coordinador editorial de la UPAV y sacas tu propio libro en la UPAV, ¿no es eso un tanto ventajoso, como una especie de autonepotismo?
A.O.: Eso parece, lo que no sabes es que el libro me lo quería publicar Guillermo Zúñiga, entonces rector de la UPAV, desde que llegué a esta universidad, es decir hace más de dos años. En ese momento me hubiera parecido un exceso. Entrar y publicarlo de inmediato. Pero primero quise demostrar que podíamos hacer cosas buenas en la editorial de la UPAV y ya después veríamos. Esta vez tengo el apoyo del rector Andrés Blancas Portilla y de Uriel Rosas, quien me estuvo apurando para que el libro saliera ya. Y salió, muy a tiempo para estos días de muertos.
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