Armando Ortiz / A pesar de que ya hay orden de aprehensión en contra de Javier Duarte y en contra de algunos de sus operadores financieros y prestanombres; a pesar de que ya se están cateando los inmuebles, propiedad de las personas que se prestaron para que Javier Duarte los pusiera a su nombre; a pesar de que la PGR puso a todos los policías a buscar al exgobernador prófugo, a pesar de ello todavía hay algunas personas que piensan que lo que sucede es un montaje, un show mediático para dejar contentos a los que piden cárcel para Duarte.
La percepción tiene su fundamento en las argucias de la PGR, institución que dilatara las investigaciones en contra del exgobernador con tal de que el señor tomara ventaja y se escondiera en un lugar donde ellos no lo pudieran encontrar. Sin embargo ya hay versiones de que Javier Duarte se podría entregar en cualquier momento, ya hay versiones de que un grupo de abogados está preparando su defensa. Pero ante tanta evidencia, ¿en qué se puede basar su defensa?
Por su puesto ante un juez y un jurado Javier Duarte no podría mentir como lo hiciera cínicamente en los noticieros donde lo entrevistaron, donde habría los ojos de forma desorbitada para decir: “soy inocente, si me hubieran encontrado algo entonces diría ‘ni modo ya me agarraron’, pero no me han encontrado nada”. Después de eso le encontraron todo, o casi todo.
No hay defensa para Javier Duarte, las condiciones en que dejó el estado de Veracruz son la mayor evidencia de su crimen. Y no estamos hablando sólo de la deuda que supera los 100 mil millones de pesos, estamos hablando de los millones de pesos del presupuesto que utilizó para comprar propiedades y ponerlas a nombre de sus amigos y parientes; dinero que pudo haber servido para dotar de medicinas suficientes a todos los hospitales del estado. Estamos hablando de las decenas de casas que compró en Woodlands, con dinero que pudo usarse para brindar planteles de estudio para los jóvenes estudiantes; estamos hablando de caprichos caros, como anillos de 200 mil dólares o lanchas de 10 millones de pesos. El dinero que robó Javier Duarte se pudo haber utilizado para fomentar el empleo y sacar de la delincuencia a muchos jóvenes a los que les robó la oportunidad de una vida mejor. Por esto y por mucho más Javier Duarte no tiene defensa.
Lo único que lo podría librar de la cárcel es el contubernio, la complicidad que mantuvo o mantiene con Enrique Peña Nieto; lo único que lo podría salvar de la cárcel son las argucias de esos abogados inmorales que logran sacar del atolladero hasta a los criminales más embarrados. Esos abogados Juan Velázquez, Aguilar Zinser que presumen no haber perdido ni un solo litigio a pesar de que por sus oficinas han pasado los peores delincuentes de la historia de México, y si no cree cheque la lista: “Luis Echeverría, José López Portillo, Carlos Salinas, Arturo “El Negro” Durazo, Mario Villanueva, Raúl Salinas de Gortari, Carlos Ahumada, Arturo Montiel, Mario Marín, Lino Korrodi”.
Es por ello que el expediente de Javier Duarte debe estar bien armado, bien sustentado para no dejar ni un solo resquicio por donde puedan meterse estos abogados con sus argucias legaloides.
El peor agravio que se puede cometer a los veracruzanos en este momento es dejar que Javier Duarte se cubra de impunidad. La justicia en México no es la justicia del PRI que presume haber dejado a un priista sin sus derechos de militante, iniciar un proceso de expulsión, para después mandar al delincuente a su recámara si cenar.
Necesitamos a Javier Duarte en la cárcel; necesitamos que devuelva lo que se ha robado.
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