En cada entrevista que daba a algún medio nacional, siempre salía con que las pruebas aportadas no eran suficientes para considerar responsables de agresión a sus cuatro “angelitos”. En una de esas entrevistas el fiscal quiso suponer que la “disculpa” de los agresores pudo haber salido a la fuerza, o hasta por tortura.
Señalaba que los jóvenes se decían inocentes y que por lo mismo no había pruebas para condenarlos. Pero las pruebas desde un principio siempre fueron suficientes. Luis Ángel Bravo actuó por consigna, sirviendo a los intereses de gente poderosa que buscaba la impunidad de los agresores. Lo más que pudo hacer Luis Ángel Bravo fue dar tiempo a los violadores para que pudieran huir.