Exactamente faltan 56 días para que se dé el ungimiento a Miguel Ángel Yunes Linares como gobernador constitucional. Las zancadillas y artimañas perversas del alicaído gobernador priista y su runfla de secuaces para ponerle piedras al nuevo gobernador no cesan. En estos momentos, en el Estado de Veracruz hay un vacío de poder, no hay quien ponga orden en el ámbito económico, político y social; la inseguridad sigue afectando a los veracruzanos. Todos los días hay protesta de burócratas y maestros. No aparecen los cuatro jóvenes universitarios. Los veracruzanos estamos a fuego cruzado en un pueblo sin ley.
Es necesario que el Gobierno Federal meta las manos para ponerle un alto a Javier Duarte y le otorgue todas las garantías al ganador absoluto de las elecciones del 5 de junio pasado. Nadie quiere que corra sangre al río, ya estuvo a punto de suceder cuando César del Ángel, por órdenes de Javier Duarte como muchos señalan, mandó a apedrear la camioneta de Yunes Linares. En esa ocasión, por escasos segundos, Ricardo Anaya pudo ser lesionado severamente con una roca de gran tamaño. Desde luego que las repercusiones políticas para el gobierno estatal y federal hubieran sido devastadoras.
Hoy, el líder de los supuestos 400 Pueblos se llena la boca diciendo que por su cuenta corre que Yunes Linares no tome posesión como gobernador constitucional el primero de diciembre. Que no se le olvide que Yunes Linares tiene más de un millón de electores de su lado. Una afrenta contra él sería una afrenta contra los veracruzanos. Por eso urge que se apresure la PGR, los congresos federal y local y el mismo PRI para que nadie salga perdiendo. Los veracruzanos sólo queremos paz y justicia.
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