Arturo Reyes Isidoro / En la columna “Templo Mayor” del diario Reforma F. Bartolomé pidió ayer una explicación al líder del Senado, Emilio Gamboa Patrón, de por qué acepta favores de contratistas gubernamentales.
Todo porque el domingo pasado fue pillado aterrizando en un helicóptero que el empresario yucateco Emilio Díaz Castellanos rentó para trasladarlo a abordar un yate en Puerto Progreso.
“… sería buenísimo que Gamboa… explicara qué clase de negocio se traen todos ellos entre manos”, comentó aludiendo a que también iba con el par Guillermo Ruiz de Teresa, coordinador de Puertos y Marina Mercante de la SCT.
Ése no fue sólo el problema. Lo que se convirtió en un escándalo fue porque también aterrizaron en un arrecife, “Alacranes”, que está catalogado como área natural protegida.
De todo se supo porque el Diario de Yucatán (la prensa, otra vez la prensa crítica e independiente que tanto molesta a los políticos) difundió un video que no deja lugar a dudas de lo sucedido.
“¿Quién hizo y permitió esta salvajada y acto de prepotencia?, aterrizar un helicóptero en el Área Natural Protegida de Arrecife de Alacranes es una burla“, apuntó en la red social el ex gobernador de Yucatán Patricio Patrón, también ex titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
“Aterrizar en Isla Blancas en plena temporada de animación de tortugas y pájaros bobos es un crimen. Y hablando de bobos, es lo que somos por permitir un acto como este”, pegó en su muro de Facebook.
La Profepa trató de exculpar a Ruiz de Teresa mientras que Gamboa Patrón dijo que todo fue un “error” y lamentó “que esto haya sucedido”. El empresario Díaz Castellanos ofreció hacerse responsable de los daños ambientales causados.
Senadores del PAN y del PRD pidieron que se investigara y se aplicaran sanciones, mientras que ayer el presidente de la Comisión de Transparencia y Anticorrupción de la Cámara de Diputados, Rogerio Castro, pidió una sanción ejemplar para Emilio Gamboa y sus acompañantes.
“En este tipo de asuntos no puede haber impunidad, tiene que castigarse de manera ejemplar para que no lo vuelva a hacer ningún funcionario“, dijo el legislador por Morena, publicó el mismo diario Reforma.
Ya sabemos que va a pasar: nada. Al poderoso político priista ninguna autoridad lo va a molestar y, al contrario, hasta lo van a proteger. ¡Ah!, pero no hubiera sido cualquier mortal que hubiera ido a recalar en el arrecife porque lo hubieran acusado de un delito federal y lo hubieran enviado a un penal de alta seguridad.
Pero este es el régimen priista, el que dizque el dirigente nacional tricolor, Enrique Ochoa Reza, está dispuesto a combatir la corrupción, lo que nadie le cree. Corrupción e impunidad, pues, agarrados de la mano priista y así quieren y piensan que van a ganar la elección presidencial en 2018.
Los tricolores no aprenden, no quieren, no pueden dejar atrás sus viejas prácticas pues es parte ya de su forma de ser, lo llevan en sus genes y lo han heredado por generaciones.
Pero ya no sólo están sintiendo temblar sino que el terremoto los ha sacudido y los ha derrumbado, y no se hincan.
En Veracruz, viernes y sábado pasados los diputados locales electos del PRI y del PVEM recibieron un curso-taller de capacitación, no en la sede del PRI estatal o en el edificio del tricolor en el puerto de Veracruz, sino en uno de los hoteles más lujosos y caros de Boca del Río, el Fiesta Americana.
Se advierte que el tricolor nada en dinero. Qué bueno por ellos. Pero, ¿por qué no se conducen con austeridad en consecuencia con la crítica situación económica que vive el país y ya ni se diga el estado?
¿De dónde sacaron el dinero para pagar el lujoso hotel? De su bolsa, no creo. Debió de haber sido de nuestros recursos, de lo que pagamos en impuestos y se los dan como “prerrogativas”. Pero incluso si cada uno de los participantes hubiera compartido el pago del costo, ¿por qué tanta ostentación cuando los militantes padecen, sufren las consecuencias de la desastrosa administración económica tanto del Gobierno Federal como del estatal?
El lunes pasado, el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados federal publicó el resultado de una encuesta que arrojó que 8 de cada 10 mexicanos consideran que la economía del país está peor, 9 de cada 10 afirman que el dinero les rinde menos, y 6 de cada 10 expresó que ya no les alcanza su ingreso para adquirir todos los productos de la canasta básica.
Muchos de los encuestados fueron veracruzanos, algunos de los cuales van pasando el día a día a duras penas y otros de plano sobreviven. Pero sus dizque representantes populares, por lo que se ve, no lo saben y tal vez no les interesa saberlo. Ellos creen que porque tienen suficiente dinero y no tienen carencias todos los veracruzanos tampoco las padecen.
Pero no se pueden dar cuenta de la realidad, ni vivirla, ni padecerla cuando se encierran para “trabajar” en un hotel de lujosa alfombra, con clima artificial, con servicio de coffee-brake, frutas, canapés y platos de carnes frías para que no se malpasen o calmen la ansiedad, en un salón de juntas con paredes forradas de madera a prueba de polvo y de ruido, donde no les llega el grito de protesta de maestros a los que no paga el gobierno, ni el clamor de proveedores y prestadores de servicios a los que se les adeuda desde 2010 para acá, ni la inconformidad de los estudiantes porque les han subido las tarifas en los urbanos, ni el llanto de las madres por sus hijos desaparecidos por la falta de seguridad, ni el reclamo de jubilados y pensionados porque el gobierno les incumple, ni la inconformidad de los universitarios porque sufren las consecuencias de la multimillonaria deuda con la UV.
¿O es que se avergüenzan ahora de sesionar, de trabajar en los edificios, en las salas del PRI estatal o municipales?
Debemos más de 64 mil millones de pesos
Y mientras los señores diputados del PRI y del PVEM hacen ostentación de recursos, ayer el titular del Orfis, Lorenzo Antonio Portilla Vásquez, nos asestó un duro golpe a todos los veracruzanos. Dijo que la deuda pública de Veracruz supera los 64 mil 580 millones de pesos (en julio de 2013 el diputado local Ricardo Ahued la había calculado en 87 mil millones contra lo que seis meses antes había dicho Javier Duarte de que sólo era de 31 mil millones).
Digo que debemos esa cantidad porque no obstante que en forma puntual nos han sangrado año con año con el pago de nuestros impuestos, el dinero quién sabe a dónde ha ido a parar y la deuda la vamos a terminar pagando todos los causantes, como siempre ha ocurrido. Peor, la carga se la heredarán a nuestros hijos y a nuestros nietos que no han tenido vela en el entierro.
Y hasta la noche de ayer no había un solo responsable directo del desastre financiero y económico del estado señalado por las autoridades, menos que hubiera algún detenido y se le hubiera obligado a reparar el daño, esto es, devolver lo que se llevaron.
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