Elena Córdova / Muchas veces en discursos oficiales, y con justificación, escuchamos decir a los funcionarios públicos que “la educación es la mejor inversión que puede hacer el gobierno en sus ciudadanos”, en especial a los jóvenes y mujeres; a todas y todos los ciudadanos de cualquier edad. Al igual que la consabida frase “obras son amores y no buenas razones”. Y más aún, no hay nada que pueda expresar con palabras cuando se conjugan estos dos nobles propósitos con un solo fin, como educar y emprender.
También pasa que hay eventos oficiales en donde no existe la conexión, la magia, como sí sucedió el pasado miércoles 28 de septiembre, donde la historia de éxito de 66 mujeres –guerreras del campo les llama el Secretario Pepe Calzada Rovirosa y con justa razón. Son “66 mujeres de éxito en el campo que no sólo van a trascender sino se van a multiplicar”, como también cita la subsecretaria Mely Romero y Paulina Escobedo. Sí. Serán 66 voces autorizadas y llenas de conocimiento, habilidad, trabajo, esfuerzo, que no sólo representarán dignamente a nuestro país, México, en los Estados Unidos, en la ciudad de Washington DC, en el programa El Campo en Nuestras Manos “Intercambio de experiencias de productoras mexicanas México-Washington”.
En el evento oficial de la Sagarpa, llevado a cabo en la explanada de las oficinas centrales, el ambiente era de alegría, una alegría sincera nutrida de la esperanza de que ahí se valora el trabajo, la dedicación y la creatividad de las mujeres empresarias reunidas, provenientes de toda la república mexicana. Mujeres que, bajo su cuidado, responsabilidad y sufrimiento diario, continuo, han creado y desarrollado valiosas empresas dignas de ser consideradas historias de éxito con letras mayúsculas.
Bastó escuchar las emotivas palabras de María Miguelina Chi González, de la comunidad de Manuel Cepeda Peraza, del municipio de Tekax, del estado de Yucatán. Ella es una productora de hortalizas de traspatio, en donde produce rábano, cilantro, lechugas, repollo, zanahoria, betabel, acelga, colinabo, pepino, calabaza y chile habanero. María Miguelina expreso con todo el sentimiento que “ Hoy, soy la voz de estas 66 mujeres, que somos orgullosamente mexicanas, que queremos agradecerle de todo corazón, a usted señor secretario, la oportunidad y el privilegio que se nos ha brindado para participar en el Intercambio de Experiencias de Productoras Mexicanas México-Washington, en donde hemos y estamos aprendiendo nuevos conocimientos y estrategias en temas importantes como innovación, liderazgo, generación de valor, empoderamiento de la mujer en el campo, entre otros…”
“Quiero transmitir el sentir de estas 66 mujeres, que muchas de nosotras no habíamos salido de nuestro estado y mucho menos de nuestro país. Hemos dejado familia, esposo, hijos, papás, nuestro negocio, el trabajo y el campo, pero estamos aquí porque estamos comprometidas con este proyecto, y hemos venido a prepararnos para que, al regreso a nuestras comunidades, podamos replicar lo aprendido; nos ha movido las ganas de prepararnos para ofrecer un mejor porvenir a nuestras familias y a nuestras comunidades”.
Entre porras, vivas, tocó el turno de hablar al Secretario Pepe Calzada quien, no menos emocionado, expresó con el corazón en la mano: “exhorto a las mujeres del campo, a convertirse en ‘guerreras del cambio’, que influyan en los jóvenes y al mismo tiempo ser motivadoras que le den mayor esperanza a un país al que le urge incrementar la perspectiva de futuro”. Y orgulloso dijo: “preciso que las mujeres además de ser amas de casa, madres de familia y jefas económicas, deberán ahora constituirse en embajadoras de México”.
Hoy me sincero con los lectores. Ésta vez sí me fue tan difícil poder plasmar todo ese cúmulo de emociones, sentimientos en unas cuantas líneas. Cómo describir a 66 mujeres como si fuera una sola, como un mismo ser. Tal vez exagero debido a la emoción que me embarga, pero ahora que esté en los Estados Unidos junto con estas 66 grandiosas mujeres mexicanas, me atrevo a decirle al mundo que “no importa que tan alto quieran crear barreras”, nada sería suficiente para detener a estas 66 y millones de mujeres más que en México, como bien dice María Miguelina Chi González, cuando la pasión, el coraje, el amor, el entusiasmo, el compromiso, el trabajo de todas estas mujeres que representamos a todas las mujeres de este país, es inagotable.
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