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La bellaquería y petulancia de Javier Duarte tiene las horas contadas

Xalapa, Ver. Javier Duarte FOTO: VICTOR HUGO MORENO/FOTOVER

«Hasta la vista baby» es una frase asociada al actor Arnold Schwarzenegger que utilizó en 1991 en la película de ciencia ficción Terminator, que bien podríamos utilizarla para referirnos a Javier Duarte después de que la PGR anunciara que es investigado, entre otras cosas, por enriquecimiento ilícito. La bellaquería y petulancia con la que se conducía el gobernante en desgracia era notoria, miraba a los demás con un mohín de disgusto del hombro hacia abajo.

Está documentado por varios periodistas que los orígenes de Javier Duarte eran modestos, sin embargo y desde que sirvió a los intereses del hombre al que le apodaban “La Nauyaca”, su vida cambió; su mentor lo hizo secretario de Finanzas. Luego lo colocó como diputado y como Geppetto, el creador de Pinocho, el muñeco de madera que le crecía la nariz cada vez que mentía, puso a su obra magna como gobernador de uno de los estados más ricos del país.

Hoy Duarte está solo; su corrupto mentor lo niega, su partido también, su pueblo al que prometió gobernar con justicia y honradez espera que la guillotina caiga. No es venganza, es justicia, sólo justicia.