¿De quién?, le preguntaron. De los mismos de siempre contestó. Por supuesto, este señor no se pone a pensar en que la campaña en contra de Peña Nieto parece que la coordina él mismo. Desde Atenco, la feria de Guadalajara, la Casa Blanca, Nochixtlán, los departamentos de su esposa en Miami, el plagio de su tesis universitaria y ahora la visita de Trump nadie ha intervenido más que él y los suyos.
Son sus decisiones las que lo han colocado en el sitio en el que se encuentra. «Cada uno —dijo Cervantes— es hijo de sus obras», y las obras de Peña Nieto están a la vista: reformas fallidas, mentiras y promesas no cumplidas; el saldo es negativo por su culpa, no por la nuestra.
