Que el presidente Enrique Peña Nieto guardara silencio y no dijera nada al respecto es una muestra clara de su falta de carácter, de su sometimiento, debilidad y falta de dignidad. Esa misma falta de dignidad la mostró al declarar ante los ciudadanos que gobierna que «México se sentía agraviado». Es decir, ya no hay agravio, ya se disculpó el señor por decirnos «criminales y violadores».
Pero si Trump vino a México a decirnos en nuestra propia cara que el muro se va a construir y que se va a construir con el dinero de los mexicanos. Trump no vino a disculparse, vino a verle la cara de pendejo a un mandatario que va en picada. Sí, Trump vino a burlarse de Peña Nieto, porque de nosotros no.