Armando Ortiz / Vaya “mostrito” que pusieron en TVUNAM, al pedante de Nicolás Alvarado, quien siempre pensó que todo lo que le dictaban en el programa “La dichosa palabra” salía de su inteligencia. Después lo pusieron a hacer cápsulas de cultura para la televisión donde su pedantería alcanzó niveles monstruosos. Con sus cápsulas llenas de “exquisitez” alejó a muchos de la cultura; Nicolás Alvarado hizo ver la cultura como un bocado sólo para iluminados, donde no había espacio para los insensibles neófitos.
Pues a ese “mostrito” lo pusieron en TVUNAM, lo colocaron ahí a pesar de no ser egresado de la UNAM, lo pusieron ahí porque pensaron que el que sale a cuadro es el responsable de todo lo que pasa en un programa de televisión; grave error. En algún momento salió a decir con su refinada estulticia: «Yo escucho las críticas inteligentes, aquellas que están bien fundadas y son propositivas; las demás me tienen sin cuidado». Es decir, Nicolás Alvarado habla otro idioma, el de la alta cultura y con ella dialoga, las culturas de abajo lo tienen sin cuidado.
En un artículo publicado en el portal informativo del periódico Milenio, y a propósito de la muerte de Juan Gabriel, el de la refinada estulticia sale a decir que a pesar de conocer pocas canciones del “Divo de Juárez”, esas le han «bastado para identificarlo como uno de los letristas más torpes y chambones en la historia de la música popular, todo sintaxis forzada, prosodia torturada y figuras de estilo que oscilan entre el lugar común y el absurdo».
Hasta ahí no hay problema, pues el señor tiene derecho a que manejarse por su libre albedrio. A lo que no tiene derecho es a menospreciar las culturas, en especial la cultura gay llamándola “subcultura”, para después confesarse clasista: «Mi rechazo al trabajo de Juan Gabriel es, pues, clasista: me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas, su histeria no por melodramática sino por elemental, su sintaxis no por poco literaria sino por iletrada».
Todo ello lo dice Nicolás Alvarado olvidándose que es un funcionario de la Universidad Nacional Autónoma de México, un funcionario que debe respetar todas las culturas; un funcionario que debe alejar sus complejos clasistas, solo porque a él lo educaron en escuelas privadas donde le enseñaron a apreciar las sinfonías de Mozart y de Maler. En el portal web de la UNAM encontramos que «La UNAM es un espacio de libertades. En ella se practica cotidianamente el respeto, la tolerancia y el diálogo. La pluralidad de ideas y de pensamiento es apreciada como signo de su riqueza y nunca como factor de debilidad». Pues ni respeto ni tolerancia se advierten en lo anotado por el director de TVUNAM.
Sin embargo, después de leer por primera vez la prosa de Nicolás Alvarado en ese artículo infame, mejor sería pedir que lo corrieran de TVUNAM por la manera como escribe. Nicolás Alvarado critica la sintaxis de las canciones de Juan Gabriel pero él anota lo siguiente: «De mis compañeros de Difusión Cultural UNAM, tan tristes como como lo estuvieran la semana pasada por el fallecimiento de Ignacio Padilla, aun si por razones menos personales (aunque no menos íntimas). De otro amigo funcionario cultural –y hombre culto–, horrorizado por el escepticismo mostrado en televisión por nuestro Julio Patán ante el legado de Juan Gabriel». En constantes ocasiones confunde al sujeto y pluraliza el verbo, como en este ejemplo: «sé bien que soy uno de los poquísimos mexicanos que no asumen a Juan Gabriel como un ídolo».
Al final de su artículo, y con la pedantería que lo caracteriza, Nicolás Alvarado concluye: «Ahora discúlpenme mientras pongo una canción. Se llama ‘J’suis snob’ y la canta Boris Vian». ¡Por Dios!, más mamón no se puede ser.
¡Vaya “mostrito” que pusieron en TVUNAM! Deben deshacerse de él.
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