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La lucha que el SNTE no quiso pelear, la CNTE la enfrenta con éxito

La lucha que el SNTE no quiso pelear, la CNTE la enfrenta con Éxito

Luis Ortiz Ramírez / Que quede muy  claro, la lucha que la CNTE  ha entablado de manera férrea contra el gobierno federal y su deforme Reforma Educativa, es una batalla que no tendría que ser suya. Esta defensa le tocaba al SNTE. Pero aunque el SNTE tiene la toma de nota y el visto bueno del gobierno, este carece de no solo de los arrestos necesarios, no tiene un motivo real para comenzar una batalla contra el poder, que le dio la vida.

Por eso la CNTE está en las calles, por eso los maestros disidentes han dejado a miles de niños sin clases en los estados del sur del país. Muchos falsos profetas, se desgarran sus vestiduras porque estos  “maestros revoltosos y flojos,”  prefieren la ignominia y las mentadas de madre en las calles”, que dar clases en las  aulas.

La protesta de los maestros disidentes ha tomado dimensiones que ni el mismo gobierno federal se imaginaba. El apoyo de los padres de familia, la muerte de los mártires de Nochixtlán, la bandera de Ayotzinapa y el descontento generalizado  por una torpe política gubernamental han hecho del movimiento magisterial disidente una  manifestación singular.

Mientras,  los varones y amos absolutos del dinero, se frotan las manos,  ya que su incursión en las escuelas, tendrá el visto bueno de la  SEP. Quieren ser distribuidores de gaseosas, comida chatarra, servicios de reparación, papelería y seguramente también consignatarios de cursos de capacitación, software, etc. No señores, no se dejen engañar, la preocupación porque los  maestros están en las calles y los  niños tiene las escuelas cerradas, es una falsa careta.

Su verdadera preocupación es otra, sus intenciones son oscuras, el Gobierno Federal busca complacer  a los directivos de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE),  por cierto, también los empresarios ya quieren hincar el diente en el filón educativo.

Por eso,  al Gobierno federal y amigos afines, les preocupa que la   CNTE se fortalezca y sea considerada como el único medio que puede organizar un movimiento magisterial nacional legítimo,  y movilizar a los maestros con una bandera firme  en contra de la Reforma Educativa.

Los resultados de la  lucha estoica de la CNTE ya están  a  la vista, la evaluación será voluntaria, su tiempo se reducirá a la mitad al igual que sus reactivos, se buscara que la aplicación sea en las escuelas. Y es que muchas voces no autorizadas, critican sin saber, los maestros no se oponen a ser evaluados, la evaluación es bienvenida, siempre y cuando esta sea objetiva y busque en verdad la mejora de la práctica  docente.

Por otro lado,  el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE),  quien dice tener a un  millón y medio de afiliados, haciéndolo el sindicato más grande de América Latina, esta pasivo, solo se atiene a las instrucciones de sus amos.

Siempre ha sido así, el SNTE desde sus orígenes en  1943, no han dejado de estar al servicio de cada gobierno sexenal en turno. Las razones son obvias, sus máximos líderes nacionales y estatales, desde los años de su fundación, han recibido del gobierno muchas prebendas, diputaciones, senadurías, presidencias municipales y otros cargos. A cambio de ello los líderes han puesto a la masa magisterial a servicio del gobierno en turno.

Sin embargo, las cosas han cambiado, el poder omnímodo del SNTE, está en crisis, la poca credibilidad que tenía, poco a poco se ha desvanecido, debido a su cobarde postura contra las lesivas reformas estructurales del Gobierno Federal, el levantamiento de maestros en más de 20 estados del país no es poca cosa, la CNTE,  el ala fraccionaria del propio SNTE, sale robustecida de la lucha contra el gobierno y el propio SNTE. Hoy, la historia coloca frente a frente al SNTE y la CNTE.

Por cierto, las próximas elecciones dibujaran un nuevo panorama, el mismo sindicato oficialista, sabe que si llega a la presidencia Andrés Manuel López Obrador, sus estructura, vicios y costumbres tendrán que cambiar, quieran o no.