Arturo Reyes Isidoro / Hasta ahora no se puede afirmar que sean responsables hasta en tanto no termine la investigación, pero de los nombres de funcionarios o ex funcionarios que manejé ayer que estarían siendo investigados por el SAT junto con el gobernador Javier Duarte de Ochoa, se me precisó ayer:
De los nombres concretos que se conocen no serían cinco sino seis: Tarek Abdala Saad, Édgar Spinoso Carrera, Gabriel Deantes Ramos, Vicente Benítez González, Arturo Bermúdez Zurita y Alberto Silva Ramos. NI Tomás Ruiz González ni Salvador Manzur Díaz estarían considerados. (Tomás y Salvador fueron secretarios de Finanzas, el primero renunció al cargo cuando supo que a espaldas suyas se hacían cosas indebidas, y el segundo sólo estuvo unos días en el cargo. Me dicen que los dos duermen tranquilos).
La noche del miércoles luego de que subí mi columna a las redes sociales, uno de los presuntos implicados me llamó, respetuoso, atento, para comentarme que él no está siendo auditado y aunque le pedí una aclaración por escrito ofreciéndole el espacio que fuera necesario, me dijo que le interesaba que nada más estuviera yo informado, pero incluso me pidió que no mencionara su nombre.
Según una fuente, la investigación sería por evasión de impuestos (tendría que ver con las empresas “fantasmas”) y por lavado de dinero, ya que sus fortunas son desproporcionadas y no corresponderían con sus ingresos. Pero la indagación todavía no termina, hay que precisarlo.
Ayer el gobernador Javier Duarte aceptó públicamente que sí está siendo investigado en sus finanzas personales y que ya fue notificado oficialmente, pero con sorpresa fue más allá: dijo que aparte de él, el SAT está requiriendo a 44 personas más incluidos familiares suyos, su esposa y su madre los más cercanos.
Como ha venido repitiendo, alegó inocencia, se dijo tranquilo y repitió que es el más interesado en que se investigue y se aclare, recordó que es doctor en finanzas por lo que sabe cómo manejarse en el tema y todo lo atribuyó a una “locura” de Miguel Ángel Yunes Linares, quien, según él, lo ha atenido bajo “asedio” durante todo su gobierno.
Creo lo que tiene que reconocérsele es su sinceridad, que no niega que estaba bajo la lupa del SAT, lo que algunos de sus colaboradores o ex colaboradores niegan.
Recalco que, por otra parte, nunca en la historia de Veracruz un gobernador priista había sido investigado por un gobierno federal priista, no al menos que se supiera públicamente. No se sabe en qué va a terminar todo y sería irresponsable culpar o condenar mediáticamente a cualquier persona en tanto una autoridad jurisdiccional no diga la última palabra, pero el antecedente queda. Hasta hoy, hay que ser justos, con apego a la legalidad, Duarte es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. Pero ya aceptó que se le investiga.
¿Ingenuidad de Duarte?
Lo que sorprende es que Duarte dé muestras de ingenuidad política luego de casi seis años al frente del gobierno del estado, cuando no sabe desentrañar el mensaje, los signos del régimen priista, de su propio partido, que casi lo está condenando de antemano.
Es comprensible y la explicación estaría en que hasta hace unos meses, o semanas, o días, todo se le facilitó y la gubernatura le cayó del cielo por capricho, que no designio, que eso sólo estaba reservado a los dioses del Olimpo, de su padre político Fidel Herrera Beltrán, cuando no tenía ni la experiencia ni la prepación ni la madurez para asumir el cargo.
Esto es, Javier siempre conoció sólo un lado de la política, el de la dicha, pero nunca había vivido ni experimentado el de la adversidad, el de la desdicha. Todo se le facilitó, o se lo facilitaron, y tal vez por eso nunca tuvo necesidad de aprender el simbolismo del lenguaje cifrado tricolor.
Ayer, nuevamente, volvió a lo que se ha convertido en su obsesión: Miguel Ángel Yunes Linares, en mala hora para él, su sucesor.
Pensando en él, Duarte pidió “piso parejo”, esto es, quiere que también se le investigue. Pero el pleito personal con Miguel Ángel era de Fidel, que tontamente, por no utilizar otra palabra, él compró. No era ni ha sido ni es del Gobierno Federal. Y se le quiso poner al Blue Demon panista al tú por tú sobre el ring cuando el otro es un gladiador profesional y hoy lo tiene boca abajo, sangrante, casi para finalizar la cuenta de diez.
El joven gobernador no sabe, no entiende, o no se da cuenta que cuando el Presidente, hoy Enrique Peña Nieto, pero pudo haberse llamado como quisiera, te quiere chingar, te chinga, y te va a buscar y va a encontrar el menor pretexto para fracturarte. Así es y así ha sido en la historia del régimen priista.
Yunes Linares denunció a Duarte y viceversa. Insiste en que actúen también contra Miguel, es decir, que lo investiguen así como lo están investigando a él. Pero no lo hacen. Ni creo que lo van a hacer. Si hubiera habido alguna intención de pararlo, lo hubieran hecho cuando era precandidato o cuando era candidato, pero simple y sencillamente no quisieron hacerlo, tanto que hasta lo dejaron llegar a la gubernatura.
El más cuerdo se daría cuenta o entendería que el triunfo electoral de Yunes Linares no tiene vuelta de hoja y que quererlo frenar a estas alturas sería catastrófico, mediáticamente, para el gobierno de Enrique Peña Nieto, pues incluso la prensa internacional lo vería como un acto de represión contra la oposición, como un acto regresivo ante el avance democrático que se va logrando.
Pero, además, alguien le debe decir al gobernador que hay un concepto clave con base en el cual se mueve el sistema político mexicano: el de la negociación. Durante la campaña, entre la guerra de dimes y diretes, el mismo Duarte reveló que él y Miguel Ángel se entendían y que incluso sacaron adelante a un hijo del hoy Gobernador electo, lo que nunca aclaró Yunes Linares, y si ello ocurrió fue porque era una negociación entre ellos.
Los signos, las señales son muy claras: la dirigente interina del CEN del PRI reprobó a Duarte cuando intentaba blindarse para obtener impunidad, luego el propio Presidente promovió acción de inconstitucionalidad contra el gobernador por el mismo motivo, más tarde Peña Nieto lo evitó en un acto de la Marina en Antón Lizardo y luego lo trató con mucho desdén en otro en Los Pinos, a continuación salió el propio Auditor Superior de la Federación a confirmar que hay denuncias en su contra y que en el 90 por ciento no ha podido solventar las irregularidades de que se le acusa, de pilón el titular del SAT declaró en un noticiario de radio que se le investiga y, lo último, no se le convocó a una reunión con todos los gobernadores priistas.
Pero por si todo lo anterior no hubiera sido suficiente para que el gobernador entienda en la comprometida situación en la que está, ayer el diario Reforma en su columna “Templo Mayor”, al referirse a la ausencia de Duarte en la reunión de gobernadores del PRI, dijo que el dirigente nacional tricolor, Enrique Ochoa Reza “… finalmente le puso nombre a los casos de otros partidos contra los que enfocará las baterías: la corrupción de Guillermo Padrés en Sonora; los moches panistas en Yucatán, y el tiradero de Marcelo Ebrard en la Línea 12”. Nada contra Miguel Ángel. El tiro de gracia vendrá cuando lo reciba formalmente el presidente Enrique Peña Nieto.
Se acordaron de Buganza
Desde una cuenta de Twitter falsa, a nombre de “Buganza Salameron”, ayer soltaron comentario sin sentido de que “está tan dura la crisis que donde come Javier Duarte hace lo mismo Tomas Ruiz”, tratando de atribuir al ex secretario de gobierno y futuro diputado local algo sin pie ni cabeza; que se sepa, el próximo legislador hace meses que no sale de su rancho en Córdoba y tiene inactiva su cuenta de Twitter mientras se prepara para entrar en funciones con espíritu constructivo para rescatar a Veracruz.
Deantes
Lectores, amigos, conocidos me saturaron ayer con la pregunta de si era cierto que había sido detenido Gabriel Deantes Ramos. Hablé ayer por la tarde con él. Lo noté tranquilo. Estaba en su casa. Estaba al tanto del rumor, pero era eso, sólo un rumor.
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