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Cuando un amigo se va

Sabino Cruz V. / Dice el canta autor Alberto Cortez que “cuando un amigo se va/queda un espacio vacío/que no lo puede llenar/la llegada de otro amigo…” Xalapa ha perdido a un amigo que difícilmente, sino es que nunca, alguien llenará el espacio que deja; Veracruz ha perdió a un hombre preclaro que desde 1974 hizo reír, llorar, enojarse, e incluso ofenderse, por las malquerencias de una mujer que, con todo y ser rica, hermosa y hablar tantos idiomas -que ni el mismo santo padre la pudo confesar- nunca supo lo que es conocer varón; México ha perdido al actor que, después de Carlos Ancira,  representó un monólogo que fue reconocido con el Record Guines Internacional (2004) por tantos años de escenificación; Latinoamérica pierde al artista de los escenarios, maestro de muchas generaciones y referente mundial en el quehacer escénico de finales del siglo XX.

La inesperada muerte del actor, director de escena y dramaturgo Hosmé Israel Martínez Meza ocurrida el lunes 15 del mes y año que corre, fue motivo de nostalgia para l@s primer@s espectador@s que tuvieron la fortuna ver a aquel osado actor que se atrevía a representar a una mujer solterona que todas las noches le reza a San Antonio para que le hiciera la gracia de concederle un hombre; ese fortuito público fue testigo de las proezas que cada noche hacía esa “anciana decrépita” para no morir con las ganas de amar y ser amada.

Hombres y mujeres, de diferentes estratos sociales y niveles académicos, fueron testigos/cómplices de la historia que la loca virgen escribía en cada representación: historia de la solterona que se siente aludida, de la sobrina que se identifica con la tía, de la vecina que todas las mañana saluda a la “señorita quedada”; nativos y avecindados de Xalapa y la Región, con orgullo, cual jugador de póker, lanzaban al compañero de la fila los treinta, veinte, diez o cinco años que llevaban viendo la obra.

La Virgen Loca (1974) de Hosmé Israel ha frenado su carrera incesante por encontrar quien llene el vacío de soledad de más de 160 años, pero empieza su ascenso hacia el lugar de los inmortales, acompañada por el coro de cientos de mujeres entradas en años que se quedaron para vestir santos. La Virgen, casta y pura, entra al recinto de los mayores de la escena que contribuyeron a la consolidación del arte dramático local/nacional.

Quienes aún no hemos emprendido el último viaje nos queda guardar en la memoria, la frágil figura que dio vida al cardenal Luis María Martínez y Rodríguez de “Cucara y Macara” de Oscar Liera (1980), a la Poncia de “La Casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca (1985), al padre Miguel Agustín Pro Juárez de “El atentado” de Jorge Ibargüengoitia (2010); así como los personajes que construyó para “La ñonga” de Oscar Liera (1981), “La última carcajada de Rosa Pérez” de Guillermo Garza Balandrano (1982), “La Pira” de Oscar Villegas (1983); “Felicidad” de Emilio Carballido (1984), “La visita de la vieja dama” de Friedrich Dürrenmatt (2007).

Pero también nos deja un legado que obliga a revalorar y transmitir a las siguientes generaciones; una herencia que va más allá de los montajes de su obra emblemática, o de “La enfermera” (1983), “El proceso del cólera” (1986), “La academia del más allá” (1990), “Los amantes” (1995); “Cucarachas” (1997); o de la exhibición de sus producciones, cuadernos de notas, material fotográfico, premio, reconocimientos, etcétera. El ejemplo de superación, valentía para enfrentar la adversidad, orgullo por la diversidad sexual, es un modelo que se debe tener presente al calificar las características de los personajes ilustres de Veracruz.

Un tesoro cultural que espera no morir en el olvido como hoy lo están Dagoberto Guillaumin, Roberto Williams, Rubén Bonifaz Nuño, Miguel Vélez Arceo, Mateo Oliva Oliva, Guillermina Bravo, Guadalupe Contreras, Ernesto Vilchis, Lorenzo Arduengo, Enrique González Llorca, Enrique Guerra, Roberto Bravo Garzón, Erasmo Capilla.

Veracruz ha perdido a un grande entre los grandes, a un personaje que con su creatividad concurrió a la fortaleza de este Estado, a un hombre bueno que nos hizo, a golpes de pecho y santiguadas, recordar la necesidad de amor en cualquiera de sus acepciones.

Nota suelta

La presencia de la Compañía Nacional Ópera de Pekín, en la Sala Grande del Teatro del Estado, la noche del miércoles 17 del mes y año que corre, como parte de la programación del 8° Festival “Emilio Carballido”, mostró/demostró que los buenos espectáculos no requieren de los recursos luminotécnicos o escenográficos para encantar al espectador. De una manera sencilla, con matices de voz, sonidos tradicionales, gesticulación de rostro y manos, la compañía representó la historia de Hongniang “La casamentera”, que en muchos pasajes era innecesaria su traducción. Un evento que inevitablemente hizo añorar los Festivales Internacionales que se realizaron en la Entidad.

Comentario Breve

A propósito de la presencia de la Compañía Nacional de Ópera de Pekín en Xalapa, y en breve charla de pasillo con el regidor Martín Victoriano Espinoza Roldán, titular de la comisión de turismo y cultura, le reiteré los señalamientos al Festival que en estos días se está realizando en la Capital.

Lo primero que señalé es que Xalapa cuenta con ejemplos de Festivales que llegaron en su momentos a ser referente nacional e internacional: Festival Junio Musical, Festival Erasmo Capilla, Festival Pascua Florida; que la formación del gusto y desarrollo de la sensibilidad requiere de poner al espectador y/o la audiencia en contacto con productos simbólicos adjetivados respaldados por una formación técnica/académica sólida.

Creer que la programación de artistas populares como Belinda, Alex Lora, Festival de Tunas es para que el pueblo participe, es considerarlo incapaz de apreciar una concierto sinfónico, una obra de teatro, una función de danza internacional, un exhibición de arte visual o las canciones de notables intérpretes.

Pero lo que más llama la atención del Festival de la Flores, Xalapa llena de luz, puntualicé, son los millones que aportó el Ayuntamiento. Recursos que están muy lejos de los que en su momento se apoyó a Hay Festival, y que está muy lejos de compararse con la calidad y cantidad de artistas que participaron; siendo además todos ellos de acceso gratuito.

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