Filiberto Vargas Rodríguez / Héctor Yunes está de vuelta en el Senado. Advierte, sin embargo, que insistirá en la búsqueda, una vez más, de la candidatura al gobierno estatal en el 2018.
Eso es algo que ha caracterizado a Héctor en su trayectoria política: Cuando se pone una meta, lucha hasta el límite de sus posibilidades para conseguirla. Habrá quienes le llamen a eso perseverancia, otros necedad, pero lo cierto es que a políticos como Héctor Yunes no se les puede dar por descartados.
El problema, en todo caso, es que su camino hacia la tan ansiada candidatura luce cada día más complicado. Hábil como suele ser, Yunes Landa acudió a la ceremonia de graduación de los cadetes de la Escuela Naval Militar, con el fin de acercarse al Presidente Enrique Peña Nieto, tomarse la foto y pregonar después el “apoyo” del primer priista del país a su proyecto político.
No lo pudo hacer. Nunca tuvo acceso al Presidente, quien -por otra parte- saludó de manera especial a los diputados federales veracruzanos, a los que despedía con la misma frase: “Nos vemos la próxima semana”, en referencia a la reunión que sostendrá con ellos días antes de la entrega de su informe de gobierno.
Ese fue, por cierto, el contexto del saludo de Peña Nieto al coordinador de Comunicación Social del Gobierno de Veracruz, Alberto Silva, a quien el Presidente ubica como diputado federal, no como funcionario local.
Enrique Peña Nieto no es ningún improvisado en materia política. Fue formado en las entrañas del grupo Atlacomulco y entiende lo que significa un saludo, una fotografía suya para los actores políticos. El Presidente sabe leer las señales, pero también sabe enviarlas, y asume que si Javier Duarte y Héctor Yunes se siguen echando la culpa del más reciente descalabro del PRI, no es momento para cobijar a ninguno de ellos con su saludo.
El mensaje para Héctor Yunes con este distanciamiento del Presidente (que pasó desapercibido porque todos estaban pendientes del desaire al gobernador) fue que si en verdad está decidido a buscar una nueva oportunidad en el 2018, ahora las cosas serán distintas y deberá demostrar en los próximos meses que tiene los méritos y la capacidad para competir una vez más, ahora sí con posibilidades reales de triunfo.
El otro senador, Pepe Yunes, no estuvo presente en el evento. Él dice no estar preocupado por el sorpresivo anuncio de Héctor Yunes de buscar una vez más la gubernatura en el 2018, contrario al acuerdo que ambos pregonaron hace algunos meses.
Pepe Yunes se sabe con los méritos y la trayectoria para hacerse merecedor de la candidatura dentro de dos años, y por ello no pone objeciones al activismo de Héctor Yunes.
Lo que no ha terminado de entender Héctor Yunes Landa es que su guerra personal con Javier Duarte no le reditúa puntos ni simpatía popular. Su discurso se empata con el de su primo hermano, Miguel Ángel Yunes Linares, por lo que termina perdido en la estridencia mediática.
Héctor Yunes debe asumir, en principio, la parte de la responsabilidad que le toca en su derrota. Debe admitir que no hizo lo necesario y que el argumento de que lo afectó el mal gobierno de Duarte, no se sostiene, pues esa circunstancia ya la conocía él y aún así buscó la candidatura.
Se avecinan tiempos muy complicados para la estabilidad política de Veracruz. Hay quienes han escuchado al gobernador Javier Duarte narrar su encuentro con el Presidente Peña Nieto en el acto de la Escuela Naval. Según estas versiones, el Presidente le preguntó al Gobernador de Veracruz si no consideraba que ya era momento de parar el pleito con Yunes Linares.
“Yo los llamo a los dos, se sientan y acabamos con esto“, habría sugerido el Presidente.
“Yo hago lo que usted me indique, señor Presidente“, respondió Duarte. “Sólo le quiero anticipar que si hacemos eso, ese loco se saldrá de control a partir del primero de diciembre, y será un dolor de cabeza para su administración. Pero si usted me instruye que me siente con él, yo lo hago“.
Según esta misma versión, luego de meditarlo unos segundo, el Presidente habría coincidido con Javier Duarte en que lo mejor era confrontar al gobernador electo en los tribunales.
Esto confirma lo que ya muchos suponíamos: El pleito Duarte-Yunes seguirá por mucho tiempo más. El primero de diciembre no es el límite.
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