El candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, ha tenido una de sus semanas más difíciles en lo que va de su campaña; al parecer los gringos se han dado cuenta que el magnate inmobiliario es un bufón y, por lo tanto, representa una opción poco seria para ocupar la Casa Blanca. Los números en las encuestas ya no le favorecen, las críticas contra su oponente, Hillary Clinton, y contra uno de los presidentes más carismáticos de la historia americana, Barack Obama, no han tenido los resultados esperados, antes bien le han restado simpatías al candidato neoyorquino.
Quizá por lo anterior, Trump ya considera en tener un plan B en caso de no lograr la presidencia de los Estados Unidos. En entrevista para la cadena CNN, el candidato republicano reconoció que su estrategia no está logrando obtener los resultados esperados, al mismo tiempo se reconoció como un aspirante “políticamente incorrecto”, sin embargo, no piensa cambiar su el tono polémico que le dio a su campaña desde el principio, y que lo llevó a ser nombrado el candidato del Partido Republicano.
Pero, ante este panorama, y al no sentir el apoyo de todos los miembros de su partido, quien abiertamente han declarado su apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton, Trump ya planea su retiro de la escena política: «Si en 90 días fracaso porque de alguna manera soy (no) políticamente correcto, cuando se supone que soy el candidato inteligente e incluso tengo muchas buenas ideas, no hay problema. Mire, vuelvo a la buena vida. No es lo que quiero, creo que ganaremos, pero ya veremos… voy a tener un muy, muy agradables y largas vacaciones».
Quizá los gringos quieran premiar a Donald Trump con unas merecidas vacaciones, para que se vaya a cuidar a sus nietos; su imagen se ha desgastado tanto en la recta final de su campaña, que ya cansa ver el color anaranjado de su bronceado y su política de odio contra todo lo que no es “estadounidense”. De dos sopas para Trump: o Casa Blanca o vacaciones, la segunda es la que suena más probable.
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