Hilario Barcelata – Itzel Lira / La llegada de Javier Duarte al gobierno de Veracruz, abrió una caja de Pandora, que dejó salir todos los males que hoy sufrimos significando la mayor de nuestras desgracias.
Hoy, una economía colapsada, sumida en la más severa crisis de la historia moderna del estado, es la herencia que este mal gobierno dejará a los veracruzanos.
Desde 2013 el Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) sostiene una sistemática caída, con tasas de crecimiento negativas o, en su caso, con tasas positivas, pero tan reducidas que no logran revertir el mal causado por las brutales caídas.
Es 2016 y el drama económico continúa: la economía veracruzana prolonga su agonía. Durante el primer trimestre de 2016 prácticamente permaneció estancada ya que su Producto Interno Bruto (PIBE) aumentó un ridículo 0.3%, lo cual lo ubica en el lugar 27° a nivel nacional y lejos de estados como Hidalgo quien presentó un crecimiento de 8.0%, Guerrero 6.1%, Sinaloa 5.0% y Michoacán y Jalisco que crecieron 4.7 y 4.6% respectivamente. Asimismo, dicho crecimiento es inferior al valor registrado a la media nacional, la cual fue de 2.5%. Todo esto en comparación con el mismo periodo de 2015.
Al realizar un analisis de las diferentes actividades económicas del estado, se observa que el Sector Primario, que comprende la agricultura y ganadería, presentó un crecimiento del 3.0%, valor que resulta inferior al que se registró en 2015, cuando dichas actividades crecieron 4.4%.
El panorama es aún más desastroso en la Industria donde el valor de la producción muestra únicamente tasas de crecimiento negativas desde 2013, en algunos casos tan profundas como un -9% en el último trimestre del año pasado.
Durante el primer trimestre de 2016, las actividades secundarias, que reflejan el comportamiento de la industria, presentaron una caída -2.8%, lo que ubica a Veracruz en el lugar 28° a nivel nacional, lejos de la media nacional que fue de 1.1% y por debajo de los resultados registrados por estados como Quintana Roo que creció 9.4%, Hidalgo 8.4% y Sinaloa 8.2%. Además se observa que esta disminución es mayor a la caída registrada en 2015 de -2.4%.
Finalmente, por lo que respecta a las actividades terciarias, si bien registraron un valor positivo de 2.1%, éste representa un crecimiento menor al registrado en 2014 de 2.5% y al de 2015 de 2.6%. Asimismo, este crecimiento coloca a la entidad en el lugar 23°, siendo superado por Hidalgo quien registro un crecimiento 8.0%, Guerrero 7.9% y Durango y Nuevo León con un crecimiento de 6.9 y 6.8% respectivamente.
Es evidente que la economía veracruzana necesita un gran impulso para aprovechar el enorme conjunto de recursos humanos, naturales y técnicos que tiene el estado y que hoy se desperdician porque el mediocre y corrupto gobierno de Javier Duarte no fue capaz de elaborar y poner en práctica una estrategia de desarrollo económico, que permitiera la transformación estructural y la modernización de la planta productiva estatal, y promoviera la competitividad productiva, empresarial y regional. Una política de desarrollo comercial para que los productores locales pudieran vender sus productos en los mercados locales. Una política que promoviera la inversión nacional y extranjera, no sólo las que vienen dirigidas a la industria petrolera y petroquímica que hoy está en crisis. Una política que impulsara el crecimiento de las oportunidades de más empleos y mejor remunerados. Un política que permitiera la innovación tecnológica, que es la base del progreso. Una política que llevara a reducir la pobreza y mejorar el bienestar social, activando mecanismos para generar riqueza.
No hubo tal estrategia en Veracruz durante los últimos seis años y es lógico y razonable que no la hubiera, porque el gobernador Duarte es un ignorante en materia económica y en muchas otras cosas más, y nunca tuvo idea de cómo Veracruz podría progresar. Basta ver su “tesis” de doctorado para darse una idea de sus limitaciones intelectuales. Por suerte, para los veracruzanos, ese gobierno ya está por terminar y la oportunidad de salir de este marasmo está a la vuelta de la esquina.
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