El Estadio Azul, con una capacidad de más de 36 mil espectadores, ha sido la sede de las escuadras del Atlante (cuando se llamaba Estadio Azulgrana), al Necaxa y al Cruz Azul, equipos con mucha tradición futbolera en nuestro país. Fue inaugurado en 1946, con el nombre de Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes, y era parte de un gran complejo deportivo que incluía la plaza de toros más grande del mundo, la Monumental Plaza de Toros México, un proyecto faraónico para aquellos tiempos.
Sin embargo, con los años se ha vuelto obsoleto, inaccesible e incómodo para los aficionados que en últimas fechas han visto puras derrotas de su equipo, el Cruz Azul. Por su parte, la Maquina celeste ya está contemplando las opciones para encontrar sede, se habla de la construcción de un nuevo estadio, pero lo más viable es que se muden al Estadio Azteca, donde compartiría casa con su archirrival el América.
Por fin tendrá buen uso el terreno del Coloso de la colonia Noche Buena, que a casi 70 años de vida no cuenta con historias de gloria que recordar. Tal vez con su demolición, el Cruz Azul pueda quitarse esa maldición de ser siempre segundones y ahora sí empiecen a ganar títulos para mostrar en sus polvorienta y llenas de telarañas sala de trofeos.