Si la señora María Guadalupe Vargas se hubiera ido de rodillas a la Villa para rogarle a la Virgen de Guadalupe que apareciera su hija, no habría tenido tan buenos resultados como los que tuvo al irse a arrodillar al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. La mujer desesperada rompió el cerco de seguridad alrededor de Chong para pedirle de rodillas que hiciera algo para que apareciera su hija Nayeli.
Inmediatamente, el secretario de Gobernación, junto con el gobernador de Hidalgo, dialogaron con la mujer y en unas cuantas horas se hizo el milagro. Se activarán todos los mecanismos de búsqueda de la PGR y en unas cuantas horas elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la PGR encontraron a la joven de 29 años, quien fue liberada de sus captores.
Vaya con el milagroso Chong. De ahora en adelante se le van a ir a arrodillar miles de madres que tienen a sus hijos desaparecidos para que les haga el milagro de aparecerlos; las peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe tendrán que cambiar de destino para dirigirse al Palacio de Cobián y Osorio Chong tendrá que cambiar su nombre para llamarse “el milagroso niño Anacleto Morones”, como en el cuento de Rulfo.
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