No tiene desperdicio el discurso de la primera dama de los Estados Unidos en la Convención Demócrata. Michelle Obama acudió para apoyar a Hillary Clinton, con quien en algún momento tuvo sus diferencias por el trato que dio a su esposo cuando ambos contendieron por la presidencia. Pero esta vez, de la abundancia de su corazón, Michelle Obama habló y dijo frases inspiradoras:
«Hoy, me levanto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos, y veo a mis hijas, dos mujeres negras, jóvenes e inteligentes, jugando con sus perros en el césped de la Casa Blanca»; «No dejes que nadie te diga que este país no es grandioso, que de alguna manera hay que volver a hacerlo grandioso. Porque este, ahora, es el país más grandioso del mundo»; «Cuando tienes los códigos nucleares al alcance de tu mano y el ejército bajo tus órdenes, no puedes tomar decisiones basadas en un impulso. No puedes tener la piel fina, o la tendencia a responder golpeando. Necesitas ser una persona firme, mesurada y bien informada»; «Cuando vayamos a las urnas en noviembre, esto es lo que vamos a decidir: no entre demócrata o un republicano, no entre izquierda y derecha. En esta elección y en todas, lo que estamos decidiendo es quién tendrá el poder para moldear a nuestros hijos en los próximos cuatro u ocho años de su vida».
Después de esto no podemos evitar la comparación de nuestra primera dama, “La Gaviota” con esta gran mujer. La de nosotros se pelea con las hijas por salir en la revista Hola, presumiendo sus viajes; Michelle Obama se preocupa por la formación de sus hijas: «Me di cuenta de que nuestro tiempo en la Casa Blanca formaría las bases de las personas en las que ellas se convertirían, y de que cómo manejásemos esa experiencia iba a hacerlas o romperlas como personas».
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