Justo el 13 de diciembre de 2015, el periodista Armando Ortiz había advertido en su columna lo que está sucediendo en el puerto de Veracruz: «Angélica Navarrete y lo que queda de su sindicato seguirá presionando, advertirá sobre toma de instalaciones hasta que le den lo que quiere. Sin embargo, sabe que todo está perdido, pero ella quiere seguir devorando lo que queda del cadáver, como buena ave de rapiña que siempre fue».
Y es que en sólo dos días los agremiados de Angélica Navarrete, secretaria general del extinto sindicato José Azueta del Sistema de Agua y Saneamiento del puerto de Veracruz, han puesto de cabeza a la ciudad y su zona conurbada. Las protestas de los trabajadores del agua han pasado de las calles a la toma de las instalaciones y de ahí al ecocidio.
Y es que según el alcalde Ramón Poo, la lideresa «Angélica Navarrete ordenó retirar los equipos de bombeo de la Planta de tratamiento de aguas negras de la zona norte, dañando la polea automática para imposibilitar a Grupo MAS la operación de la planta; causando que mil 200 litros por segundo se estén vertiendo al mar, creando un daño ambiental de dimensiones incalculables».
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