Édgar Hernández*
¡Reynaldo, Deantes, Portilla y Gina últimos en defensa de lo indefendible!
Desesperado y fuera de sí el gobernador saliente Javier Duarte acude al cementerio a desenterrar a sus muertos para que lo ayuden, cual dictadorzuelo bananero al pie del cadalso entrega carretadas de dinero, cambia leyes de último minuto y prepara maletas para huir porque “a mí no me pescan sin que al menos me lleve a dos que tres entre las patas”.
Jubilados y pensionados le desprecian sus “regalos” y ventas de garaje y la burocracia se muestra reacia a aceptar aumentos de sueldo y basificaciones en donde los sindicatos habrán de llevarse la mayor tajada.
Mientras el crimen organizado se manifiesta en franca disputa territorial.
Al perderse la interlocución con el gobierno estatal y rechazar a Arturo Bermúdez, los delincuentes exigen la recomposición de la geografía criminal en manos del Cartel Nueva Generación, los Zetas y el Cartel del Golfo.
Por ello Veracruz se ha convertido en un campo de batalla.
Tan solo en la zona centro dos bandas del crimen organizado han acometido 37 asesinatos en las últimas cuatro semanas en Córdoba. En Poza Rica la zona sigue caliente y en la Antigua y Cardel ya ni siquiera se puede transitar por sus calles ni de día ni de noche tras la ejecución del delegado de Seguridad Pública, José Armando Suárez Ramírez. Asimismo en el norte y en el sur siguen enterrando a sus muertos.
Para donde se voltee Veracruz está hecho un caos.
Y si bien de cara a la ciudadanía Javier Duarte ya está juzgado y condenado, falta que lo haga la autoridad correspondiente.
Las condiciones están dadas para la intervención federal ante el pretendido blindaje del gobernador para librar la prisión permitiendo incluso que una veintena de sus colaboradores traspongan las rejas, suegro incluido.
El centro, sin embargo, se niega.
Ya mismo el Congreso nacional, vía Cámara se Senadores, ha hecho público el “agandalle” de Javier Duarte, quien en abierto y sin recato “utiliza estrategias para tapar actos de corrupción”.
Los senadores, encabezados por el mismo priista Emilio Gamboa, condenan la impunidad manifiesta “a través de nombramientos de última hora de magistrados, funcionarios y fiscales para no ser sancionado por presuntos actos de impunidad”.
Los legisladores demandan la inmediata intervención de la Secretaría de Gobernación que de hecho ya está actuando al ordenar a la PGR, el SAT y a la Auditoría Superior de la Federación, actuar contra Javier Duarte y colaboradores por presunto saqueo a las arcas públicas por 50 mil millones de pesos.
“Nos comentan fuentes del altiplano que la procuradora Areli Gómez recibió una instrucción directamente de Gobernación: lo de Veracruz, ¡adelante!”.
“La misma instrucción recibieron Aristóteles Núñez Sánchez del SAT; Virgilio Andrade, de la Secretaría de la Función Pública, y Juan Manuel Portal de la ASF”, escribe Paco Licona en su acreditado portal “Política al Día”, que por cierto hoy cumple una década de informar y orientar a la opinión pública veracruzana.
Licona confirma además que el pasado fin de semana acudieron ante las autoridades ministeriales funcionarios y ex funcionarios de Duarte y que el titular de la ASF, Juan Manuel Portal, tomó el caso Veracruz “como algo personal, luego que un despistado duartista insinuó la supuesta existencia de un video que lo podría comprometer”.
Mientras hoteleros y empresarios niegan también el perdón al atribulado mandatario estatal. Lo demandan legalmente ante la arbitrariedad de regalar centros de negocios como el WTC.
“Todos queremos que se haga justicia en Veracruz, ya empezó con el voto de castigo, pero se tiene que investigar a fondo”, dice Claudio X. González, Presidente de Mexicanos contra la Corrupción A.C., el mismo que denunció el desvío en 2011, de 12 mil millones de pesos detectado por la ASF en una reunión donde estuvo presente el entonces Secretario de Educación, Adolfo Mota.
La salida de Duarte pues, se sigue acelerando.
Crece la versión –a contrapelo de lo que dice el propio mandatario- de que en breve solicitará licencia para que sea juzgado y se quede en su lugar el aliado de toda la vida, Alberto Silva.
El problema es que Duarte ya no está en capacidad de decidir nada.
Este jueves decenas, miles de ciudadanos, simpatizantes de todos los partidos políticos –menos el PRI- y la propia militancia panista nacional que encabeza Ricardo Anaya Cortés, habrán de apersonarse a las puertas del Congreso del estado, para impedir los nombramientos del Fiscal Anticorrupción, magistrados para lo mismo y un presunto “Contralor autónomo”.
¡Ya basta! es el grito de batalla.
Pero Duarte no entiende. Algo le pasa. Dicen sus defenstradores –que por cierto son muchos- que entró en un estado de insania.
Y acaso no les falta razón cuando se observa que pretende revivir a Reynaldo Escobar para hacerlo magistrado anticorrupción cuando todo mundo sabe el pasado de este amigo.
En igual sentido se censura al corrupto Francisco Portilla Bonilla y a la misma Gina Domínguez que retorna al periodismo madreando a Héctor y Pepe Yunes y “explicando” a la opinión pública por qué perdió el PRI, partido al que pertenece.
Dice Armando Ortiz que cambian de piel para regresar con sus publicaciones ahora en loas a quien por años insultaron y descalificaron.
Sin embargo, en Veracruz algo fuerte está por suceder.
La casa presidencial ya tomó una decisión y van contra la cabeza visible de la república, contra el más conspicuo corrupto que tiene el PRI, contra quien será el pretexto para que el gobierno de Enrique Peña Nieto se relance, contra el señor Javier Duarte.
Todo es cuestión de días.
Aunque de todas maneras este cuento se acabó. En breve Miguel Angel Yunes Linares, tomará el control del Veracruz y, este sí, viene con la espada desenvainada.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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