La vida de Maradona siempre tuvo claroscuros, un genio en la cancha, un líder natural, un jugador que por sí solo podría cambiar el rumbo de un partido, marcar diferencia y lograr lo que otros simples mortales no podrían. Así hizo campeón a Argentina en México, así alcanzó el campeonato italiano con el humilde equipo de Nápoles. Pero su vida futbolística se vio manchada por la personal, donde el fantasma de las drogas lo persiguió hasta acabar con su carrera futbolística.
Luz y sombra, así fue la carrera de Diego Armando Maradona, y así lo vio el Estadio Azteca ese histórico 22 de junio en el Mundial de México 86, un gol considerado el mejor de todos los mundiales, y otro al que mal llamaron La mano de Dios, una trampa algunos consideraron una genialidad, otros como un templo a la infamia del futbol. En conjunto forman el resumen de la vida de una figura mundial del balompié, y el inicio de una leyenda, la de Maradona, una estrella de futbol al que Dios le echó una manita.