Para aquellos que ya veían a la selección mexicana de futbol en la final de la Copa América Centenario contra Argentina, pues hoy el representativo de Chile le dio una probadita de realidad, 7-0 quedó el marcador, una contundente goleada. México no es potencia en el futbol, resultado de una liga local muy pobre; con exceso de jugadores extranjeros que cobran una millonada sin a veces desquitarlo en la cancha; con directivos enfocados en ver solamente en deporte un negocio lucrativo, y con jugadores nacionales con muy poca personalidad.
Chile llegó como campeón defensor de este torneo, pero sin ser considerado favorito contra el equipo mexicano. Mucho de lo anterior por una campaña a través de los medios oficialistas que se dedicaron a inflar a un equipo que llegaba invicto, pero en juegos amistosos. ¿Para qué sirven esos partidos que el Tuca Ferreti tuvo a bien bautizar como “moleros”? Sirven para dos cosas: enriquecer las estadísticas y enriquecer también a los dueños del futbol mexicano.
Unos roedores inflados por Televisa han dado uno de los peores partidos del seleccionado nacional. Sin defensa, sin centros delanteros, sin portero y sin estrategia los tricolores sólo fueron a dar vergüenza. Es increíble cómo unos jugadores, que son de los mejores pagados del mundo, hayan dado un espectáculo tan deplorable.
Chile le dio una lección de futbol a México en la cancha, una verdadera cátedra de balompié y nuestro penoso seleccionado le dio una lección a sus aficionados, una probadita de nuestra realidad: no somos ninguna potencia en futbol, seguimos siendo los ratoncitos verdes. Hoy la selección de México es una vergüenza.
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