El magisterio veracruzano, el gran elector corporativo, esta vez no votó por el PRI. Su sufragio fue repartido entre el PAN y Morena mientras los partidos satélites fueron ignorados. El liderazgo moral del SNTE 32, que recae en el cacique romántico Juan Nicolás Callejas, fue sólo una voz solitaria en el desierto. El otrora poderoso Equipo Político del sindicato, que aglutina a más de 100 mil maestros, esta vez fue un testaferro oxidado y sin ruedas.
El resultado de las elecciones pasadas puso de manifiesto el descontento magisterial, en donde el PRI, partido en el poder que impulso la Reforma Educativa, perdió en varios estados. En Veracruz, el grueso del magisterio le dio la espalda a sus líderes. En esta jornada electoral no sólo pierde el PRI, pierden los sindicatos que, como rémoras, siempre estuvieron recibiendo las migajas del poder.
Lo que deben entender los líderes sindicales es que este escenario puede darse en la elección presidencial de 2018, donde la base puede desobedecer al sindicato ante la falta de representatividad que ha tenido durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto, quien con la “imposición” de la Reforma Educativa, tiene muy molesto al magisterio.
Así que, si los líderes sindicales quieren recuperar la confianza de un magisterio desilusionado y lastimado, tienen que comenzar a dejar de simular y ponerse a representar en verdad al magisterio.
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