Quiso manejar parte de la prensa en la campaña de Héctor Yunes, pero le dijeron que «muchas gracias, ya tenemos ese asunto resuelto». Fue por ello que, al verse relegada, la señora Gina Domínguez Colío se hizo a un lado. Ella pensaba que los responsables de la campaña de Héctor no sabían que ella fue cómplice de Javier Duarte.
La Madame Gina llegó a tener un gran poder en los primeros años de la administración duartista que ya la llamaban la vicegobernadora. Esto quiere decir que en mucho de lo ocurrido en el gobierno de Javier Duarte ella tiene responsabilidad. Eran días oscuros para Veracruz y la señora ya había formado su cofradía a la que se llamaba “los ginos”; cofradía en la que estaban Gabriel Deantes, Bermúdez Zurita y Toño Nemi (quien una vez dijera: «Es mi amiga, no la voy a negar»).
El poder que ellos ostentaban era brutal; los otros funcionarios del gabinete temblaban ante ellos pues sabían que Gina era capaz de inventarles cualquier cosa usando a sus mercenarios del periodismo. Alguna vez estos sujetos, tratando de defenderla, publicaron artículos semejantes, párrafos completos idénticos; era tan burda su defensa que la llegaron a comparar con Juana de Arco.
Hoy Gina vive oculta, sin dar la cara, como dice la canción de Cri-Cri, «escondida por los rincones, temerosa que alguien la vea».
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