Da mucha pena ver que algunos que se dicen periodistas o reporteros acudan a entrevistar a Fidel Herrera como si se tratara del “Santo Niño Anacleto” de la película El rincón de las vírgenes. Fidel excusó su presencia en Veracruz, primero para cumplir con el deber cívico de votar; dice que está de vacaciones y que por ello aprovecho para hacerlo en la casilla donde cotidianamente lo hace.
Hasta allá llegó una runfla de “reporteros” que no pudo hacerle una sola pregunta inteligente, que lo dejaron hablar y decir todo lo que él quiso decir.
Enfrente tenía a sus paleras de siempre, las que lo extrañan porque Fidel siempre se mostró generoso con ese tipo de “prensa”, la prensa que lo dejó hacer lo que quiso, que encubrió todas sus raterías y corrupciones; la prensa cómoda que lo tiene puesto en un pedestal y que sólo espera que Javier Herrera Borunda, hijo de Fidel y de Rosa Borunda, pueda ser gobernador para también rendirle culto.
Ese tipo de prensa tiene mucha responsabilidad por cómo está el estado de Veracruz hoy día.
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