La fosa común de Tetelcingo en el municipio de Cuautla, Morelos, tiene una peculiaridad, ésta la excavó el gobierno para arrojar decenas de cadáveres que, al no ser reclamados sus cuerpos ni poder ser identificados, fueron arrojados en esa fosa común. Sin embargo, organizaciones de personas desaparecidas estuvieron exigiendo que se abriera esa fosa común denunciando las irregularidades que se llevaron a cabo, al ser arrojados cadáveres sin que se siguieran los protocolos de investigación.
Por esta razón el gobierno tendrá que exhumar más de 100 cadáveres para que se les hagan las pruebas pertinentes, incluyendo pruebas de ADN que se compararán con el ADN de las personas que siguen buscando a sus familiares desaparecidos.
Cabe señalar que no es la primera vez que de esta fosa se exhuma algún cadáver. En noviembre de 2015, María Concepción Hernández logró que se exhumara el cuerpo de su hijo Oliver Navarrete, quien había sido arrojado a esa fosa común de Tetelcingo a pesar de que ya había sido identificado. Ahí dieron inicio las sospechas, pues como dijo Javier Sicilia, si se equivocaron en uno, lo pudieron haber hecho en otros.
Comentarios