Armando Ortiz /
“Y con la resaca a cuestas
vuelva el pobre a su pobreza,
vuelva el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas”.
Serrat
En esto de las pasiones electorales es difícil ser objetivo. Cada militante acalla los defectos de su candidato y destaca las virtudes de éste; cada militante contempla desde su óptica la victoria segura del candidato de sus preferencias. Las militancias están tan exacerbadas que sienten que se les agrede cuando algún comunicador señala los puntos débiles de su candidato, y ya ni mencionar cómo se ponen cuando se advierten sus defectos. Lo mismo pasa cuando se señalan las virtudes de algún candidato, de inmediato lo califican a uno como vendido, de rastrero.
Nadie se salva. Hace unos días publiqué un artículo sobre los audios que Pepe Mancha y Franco Castán presentaron a los medios de comunicación. Expresé mi punto de vista, señalando lo que a mi parecer resultaba algo imposible, que AMLO hubiera pactado con Duarte. De inmediato apareció el comentario de una tal Tiburón Salsero que decía “hasta que leo el comentario sensato de un periodista que no se maneja por donde le indica el chayote”. Sin embargo, al día siguiente se publicó en el portal Libertad bajo Palabra un comentario sobre el dogmatismo de Cuitláhuac García, quien al momento de ser entrevistado por Luis Cárdenas de noticieros MVS, no pudo argumentar y sólo porfiaba que él iba ganando la contienda porque así lo decían sus encuestas. Pero cuando se le pidió que mostrara sus encuestas no pudo responder y sólo se le ocurrió decir que alguien le había filtrado las encuestas reales del gobierno y que en esas encuestas él iba arriba.
Una vez publicada la nota nuevamente se apareció el Tiburón Salsero, quien aparentemente es un músico, y olvidándose del “comentario sensato de un periodista que no se maneja por donde le indica el chayote”, puso lo siguiente: “se les olvida señores y el chayotero se hace de la vista gorda, que el yunes rojo ( el del voto del cinismo ) y el yunes azul ( el del voto del rencor ) no sólo sólo son dogmáticos sino que siempre actúan por sus huevos” (sic). Por supuesto, al referirse al “chayotero” se refería a un servidor.
Me parece que este es un ejemplo claro de lo que sucede en las redes sociales que cobijan nuestros portales informativos; esta es la clase de imbecilidades con las que tenemos que lidiar los periodistas que buscamos expresar nuestro punto de vista con honestidad, con más objetividad.
Sin embargo, este tipo de comentarios no nos va a disuadir de expresar las cosas como nosotros las vemos; no vamos a escribir al gusto de un grupo, ni nos vamos a sentir amedrentados porque unos se ofendan por la manera como expresamos nuestras ideas.
Sin embargo ansiamos que ya termine esta contienda electoral que se está convirtiendo en una bacanal de insultos y de guerras de lodo. Ansiamos que la gente ebria de rencor termine de tomar la copa de su cólera, para que las cosas vuelvan a la normalidad. Entonces, como dice la canción de Serrat: “y con la resaca a cuestas vuelva el pobre a su pobreza, vuelva el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas”.
Porque eso es lo que va a ocurrir. Ahorita nos estamos insultando, nos estamos agrediendo, nos estamos mentando la madre, pero mañana, cuando los ganadores se olviden de nosotros, ellos gozarán de su triunfo y nosotros no tendremos cara para mirarnos a los ojos.
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