Para la mayoría de los trabajadores de la educación de todos los niveles en el país, y para el pueblo mexicano, queda claro que los charros del SNTE son un instrumento del Estado y la negación del sindicalismo; en tanto que la CNTE representa el auténtico sindicalismo en teoría y práctica, como los hechos contundentes confirman.
Sin embargo, la CNTE debe encontrase consigo misma y renovar sus métodos de lucha, nadie les discute que históricamente juegan un papel de equilibrio entre el Estado mexicano y el magisterio nacional, no obstante es necesario terminar con esa atomización localista y extender verdaderas estructuras de maestros que puedan incidir en los congresos del SNTE.
Cuando la CNTE logre fortalecer su presencia en todo el país y abandone vicios de cacicazgo copiados del charrismo sindical, se podría decir que jugará un papel fundamental en la democratización del ogro magisterial. Además, esto provocaría que muchos maestros se sumaran a las filas de tan aguerrida corriente magisterial.
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