Édgar Hernández* /
¡La hora cero de Veracruz!
A escasas dos semanas de la elección queda claro que el Duartismo es el más interesado en que Héctor Yunes Landa pierda y que también suceda lo mismo con Miguel Angel Yunes Linares.
Por ello el cuento de que Morena dará la sorpresa con el apoyo de Javier Duarte.
Echar abajo la elección es la meta perversa de los fieles ante el eventual temor de que una victoria yunista sea roja o azul los lleve ante un juez para que aclaren donde está todo el dinero que se llevaron de las arcas públicas.
Las cartas, sin embargo, ya están echadas.
A estas alturas tanto los candidatos como la federación ya tienen la certeza de cómo va a resultar la elección y no precisamente por la bola de cristal o el brujo de Catemaco, sino por los números que marcan la intención del voto, la garantía del mismo voto duro y la operación electoral prevista para el cinco de junio.
Artificios de última hora difícilmente cambiaran la voluntad ciudadana por más que se hable de una sorpresiva victoria del apéndice de Andrés Manuel López Obrador, Cuitláhuac García, o que Pipo ya es dueño del voto del no votante.
A unos días de la elección Armando Méndez de la Luz puede presumir el gran prestigio que tiene en todo el estado de Veracruz, no así el del partido que lo cobija.
Y para Juan Bueno Torio, fue su experiencia de vida. El jugar por la vía independiente y al arranque levantar 250 mil simpatías ciudadanas –que no votos- muestran que en otro momento es posible transitar por ese camino independiente.
Para Alba Leonila Méndez, aspirante a la gubernatura por el Partido del Trabajo la nominación y jornada de campaña, fueron tan solo cumplir con los objetivos de golpear las partes bajas a Miguel Angel Yunes Linares, situación que se cumplió medianamente ya que esta dama carece de simpatía, penetración y credibilidad entre la sociedad civil.
Y para los organizadores electorales, el ridículo.
El OPLE de Alejandro Bonilla quedó bajo sospecha y eso que aún no cumple a cabalidad la organización de su primera elección. No son pocos los que extrañan al Instituto Electoral Veracruzano con todos los asegunes.
La sombra de la corrupción y el despilfarro mataron al OPLE hoy con la responsabilidad de contar los votos el cinco de junio con estricto apego a la ley y sin pretender chanchullo alguno.
Al final del día queda en primer término el ciudadano.
En este espacio hemos aludido el valor de la democracia por el camino del voto libre y secreto. Hemos invitado a la ciudadanía a que acuda a las urnas y participe en tan importante decisión.
De los 5.7 millones de votantes que tiene el padrón veracruzano escasos tres millones entregaran su voto a siete partidos políticos con registro de candidatos a gobernador.
Y ello es menos del 40 por ciento.
Aquí el reto es superar la escalada abstencionista y que las urnas manden. El tiempo se acaba y acaso lo que bien importa es decidir quién llevará los destinos de Veracruz los siguientes dos años en el marco de la más brutal crisis financiera, social y política en la historia de esta rica entidad.
Lo que hagan los partidos en favor de sus candidatos es tema de partido. Lo que haga usted por Veracruz es tema de todos.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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