Anular la elección, reto de Duarte

Javier Duarte y Alberto Silva Ramos
- en Opinión

Édgar Hernández* /  

¡Pretende revivir al cisne!

Enterado y teniendo como testigos de calidad a los dos Yunes rojos, Héctor y Pepe, a Beltrones, Videgaray y a Miguel Angel Osorio Chongo, quien llevó el mensaje presidencial de que ganara quien ganara la gubernatura se iba a proceder contra los saqueadores del erario público, es que Javier Duarte decide jugársela.

Luego de consultar con su jefe supremo Fidel Herrera Beltrán –platica el más cercano a Javier- y recibir la instrucción de destruir todo vestigio yunista del color que fuera “ya que de lo contrario a todos nos va a llevar la chingada”, es que se decide abortar por la vía de la anulación, la próxima elección del 5 de junio.

La determinación del gobernador Duarte se sucede tras el emergente encuentro a los arriba citados a la ciudad de México para revisar el sorpresivo crecimiento de Miguel Angel Yunes Linares de cara a un arranque de campaña de Héctor Yunes Landa, frío y sin apoyo.

En esa minicumbre se exigió al mandatario estatal una explicación del distanciamiento político con su partido y candidato y la feroz guerra personal contra Yunes Linares sustentada en la violación de las leyes electorales.

Fue ahí donde se le “convenció” de asumir su papel de primer priista sin garantía posterior de impunidad. Esto es, en caso de que Héctor ganara la única forma de legitimar su gobierno es llamando a cuentas a quienes llevaron a la quiebra a Veracruz por la vía del saqueo de las arcas públicas.

El mensaje, tal cual, lo llevó Javier a la cúpula de la Fidelidad en donde se determinó jugar sin jugar; apoyar sin apoyar y reclamar posiciones legislativas para los saqueadores que requieren del fuero por si las cosas se ponían feas en lo futuro.

Así, en la imaginaria fingieron entregarse a la causa, aunque por debajo de la mesa abrían sus cartas para descarrilar a Héctor so pretexto de que la embestida era contra Miguel Angel.

Asimismo determinaron entregar sin reservas todo el apoyo, este sí efectivo, a Morena y su candidato Cuitláhuac García.

En paralelo el propio gobernador encabezaría, como se observa hasta la fecha, la violación la veda electoral con injerencias al proceso, ataques e insultos directos al candidato Yunes Linares, la promoción de obra pública con clara intención electoral, actos político partidistas disfrazados y ordenar a sus colaboradores y aliados federales acometer de manera intencionada sobornos y apoyos en especie a la ciudadanía a cambio de votos (ahí estás las grabaciones).

En paralelo le pide a su escudero Alberto Silva solicite licencia a la diputación federal para que se incorpore a su gabinete y regrese a lo que le sale mejor: la tenebra y la escalada de insultos y guerra sucia contra Miguel Angel.

Desde su oficina de Comunicación Social filtra y desliza a los “Ginos” y a ciertos dueños de diarios, encuestas a modo del periódico “El Universal”, que tiene comprado vía millonarias gacetillas; manda a sus columnistas de cabecera temas generales con datos destructivos contra Yunes Linares; recomienda determinados artículos de la prensa nacional en donde denuesta al aspirante opositor y se compromete a pagar viejos adeudos si hoy la prensa se suma a la propaganda negra.

En favor de Héctor no acomide nada ya que el interés de Javier Duarte contra Miguel Angel Yunes va en proporción directa contra Yunes Landa.

No busca judicializar. Lo que pretende Javier Duarte es la anulación de la elección. No va por el voto por voto, casilla por casilla, sino por la alteración de la ley electoral para que se cite a nuevas elecciones.

¿Qué sucederá si se anula la elección del cinco de junio próximo?

Una vez cumplido el cometido de atentar legalmente contra la elección –de hecho el Tribunal Federal Electoral ya tiene un cúmulo de quejas contra el gobierno estatal violador de la veda electoral- está será sometida a escrutinio legal y proceder a la anulación para que sea el nuevo Congreso del Estado quien nombre un gobernador interino.

El nuevo gobernador interino constitucionalmente tiene la obligación de convocar a elecciones en los siguientes 12 meses con lo cual el mini- gobierno de dos años será aún más mini, acaso de un año tras lo cual el nuevo candidato Alberto Silva, sería alguien quien le cubriría las espaldas a Duarte.

Ya no jugarán en esa contienda ni Héctor Yunes Landa ni Miguel Angel Yunes Linares ni los cinco restantes. Por ley quedan impedidos y para gobierno saliente existiría la real posibilidad de designar a un interino que en principio ya se tiene programado sea Flavino Ríos Alvarado, otro fiel sirviente de Duarte.

Así las cosas, con Flavino de interino y Silva de microgobernador 2017-2018, la tapadera de toda la ratería de la Fidelidad quedaría más que sellada máxime que ya desde ahora se está tejiendo para el 2018 una senaduría para Javier Duarte.

Un golpe perfecto.

Ahora bien, si todo el anterior planteamiento no cuaja, ya se tiene más que definido el “Plan B” de la Fidelidad sustentado en dejar que transcurra el proceso comicial en ese peligroso empate y a pie de urna no apoyar a Héctor Yunes Landa, sino a Cuitláhuac García, botarga de Andrés Manuel López Obrador con quien Fidel tiene pacto.

En la ciudad de México ya se tiene prendido el foco rojo ante la pretensión Duartista y se lamenta no haber concretado el juicio político en su contra antes de la campaña tal como se tenía previsto.

La apuesta por lo pronto en el cuartel de Héctor Yunes Landa es que ante el decaimiento de Miguel Angel Yunes Linares, el repunte porcentual en la votación de lugar a una victoria inobjetable del PRI y su coalición.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

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