Aurelio Contreras Moreno / La actitud del titular del Poder Ejecutivo de Veracruz ya no deja lugar a dudas: su objetivo en el actual proceso electoral es reventar los comicios, al punto de que sea anulada la elección de gobernador.
El pasado viernes 29 de abril, a 37 días de la elección y en plena veda de promoción de actos gubernamentales, el gobernador Javier Duarte de Ochoa dio inicio, a tres años de su primer anuncio, a la construcción del hospital de alta especialidad “Doctor Mario Oriani González”, en la ciudad de Coatzacoalcos.
Para efectos de la promoción mediática, el gobernador Duarte de Ochoa hizo “entrega simbólica” -de ahí a que sea efectiva, es otra historia- de cien de los 500 millones de pesos que costará la obra a la empresa Prodemex, que se encargará de la construcción del nosocomio.
Es más que evidente la manera descarada como Javier Duarte de Ochoa se ha inmiscuido en el proceso electoral desde que éste dio inicio, conducta que se ha reforzado en el periodo de campañas con graves violaciones a la ley a través de diversas manifestaciones que ya han sido incluso reconocidas como tales y sancionadas por la autoridad electoral.
El pasado 27 de abril, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación revocó las sentencias del Tribunal Electoral del Estado de Veracruz en las que declaró infundados los reclamos de los partidos de oposición contra Duarte de Ochoa por asistir a eventos partidistas en días hábiles y formular expresiones en eventos públicos en favor del PRI, así como por difundir mensajes a través de su cuenta en la red social Twitter en favor del Revolucionario Institucional, “conducta que podría vulnerar los principios de imparcialidad y equidad en la contienda en el procedimiento electoral local que actualmente se está llevando a cabo”, según reclamaron Morena, PT y Acción Nacional mediante el juicio de revisión constitucional electoral SUP-JRC-28/2016 y sus acumulados SUP-JRC- 42/2016 y SUP-JRC-68/2016.
El Tribunal Electoral federal consideró que el gobernador Duarte sí vulneró los principios de imparcialidad y equidad y ordenó al Órgano Jurisdiccional Local Electoral revocar sus resoluciones, para el efecto de que, de inmediato, emita una nueva en la que “deberá analizar todas y cada una de las infracciones que se hacen valer en las denuncias a fin de que determine lo que en Derecho proceda y, en el caso de los mensajes de Twitter, sobre la base del análisis del acta de la diligencia de inspección deberá valorar si existe la infracción denunciada”.
“En razón de lo anterior, en su caso, el referido tribunal deberá resolver, en plenitud de jurisdicción, sobre la posible responsabilidad del PRI, en la modalidad de culpa in vigilando, toda vez que en las sentencias controvertidas no existe pronunciamiento alguno al respecto”, agrega el resolutivo del Tribunal Electoral federal.
Esto nos lleva a que el gobernador Javier Duarte podría ser sancionado por los tribunales por sus reiteradas violaciones a la ley, que con el anuncio de la construcción del hospital en Coatzacoalcos acumulan más y más conductas ilícitas dentro del marco normativo electoral, aunque en este caso específico lo quisieran disimular como una acción de salud permitida por la ley.
Pero como ya habíamos mencionado antes, no hay una pizca de ingenuidad y sí raudales de perversidad en el actual grupo gobernante, que sabe perfectamente lo que está haciendo y las consecuencias que podría tener. ¿Y por qué querría Javier Duarte que se anulase la elección?
Simple. Si se llegase al escenario de anulación, y ante un periodo de apenas dos años para la siguiente gubernatura, se consideraría que ya no daría tiempo de convocar a una nueva elección, por lo que el próximo Congreso del Estado -del cual el duartismo-fidelismo busca obtener el control- nombraría un gobernador interino que cubriera ese periodo y se convocaría a elecciones hasta la siguiente vuelta, en 2018.
Porque para los fidelistas, sigue firme la idea de que ningún Yunes -del partido que fuere- sea gobernador. Y están dispuestos a hacer lo que sea y a llegar hasta donde se necesite, para lograr ese propósito.
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