Sergio González Levet / Este sábado 30 de abril se celebra una vez más el Día del Niño, y con ese motivo echan casi toda la casa por la ventana, para agasajar declarativamente a los infantes, las instituciones públicas, los medios de comunicación (con particular énfasis las televisoras y un poco menos las radiodifusoras), los complejos cinematográficos, los grandes grupos comerciales, las jugueterías y hasta las tienditas de la esquina.
En ese día, los papás ven a sus hijos pequeños con otros ojos, y a los hijos grandes con una tremenda nostalgia por aquellos felices tiempos idos. Durante toda la jornada, entre declaraciones oficiales y oficiosas, anuncios de ventas dedicadas a los menores -con ofertas imposibles de evitar- y programas de tele y radio, así como una impertinente columna dizque política que se mete con el tema: ¡ésta!… decía que durante toda la jornada dedicada a su día, los niños que son niños (porque hay personas mayores que sienten que tienen un niño dentro, y no me refiero a alguna hermosa embarazada) son agraciados con regalos, actitudes positivas, permisos, condonaciones de castigos, arrumacos, apapachos y caricias.
Lo cierto es que todos los del año deberían ser días del niño, y de la mujer, y de los incapacitados y de los marginados (los olvidados, según Buñuel) porque necesitan y merecen una atención especial.
Los infantes, por su indefensión y su calidad de aprendices totales de la vida (dicen los expertos que un bebé, desde su nacimiento hasta el primer año de vida, ingresa a su cerebro miles de conocimientos y datos por hora) deben ser objeto de cuidados especiales, y eso no sucede todo lo a menudo que quisiéramos.
Las cifras de niñas y niños maltrados son espeluznantes en el mundo y en México. Como especie, somos que peor cuida a sus cachorros, y eso que nos ostentamos como los reyes de la creación.
Hay por desgracia muchos explotadores de niños, que los prostituyen, los secuestran, les quitan sus órganos, los hacen trabajar. Contra estos adefesios de la naturaleza hay programas de organizaciones internacionales, de organismos civiles y oficiales que siempre son insuficientes, por lo que todos debemos cooperar y apoyar, y acusar en cada caso de explotación infantil que conozcamos o que veamos.
Pero también los buenos padres tienen una tarea que hacer, que es tratar a sus hijos como lo harán este Día del Niño, y que lo hagan siempre igual, con todo su cariño y con el compromiso de enseñarlos para hacer de ellos mujeres y hombres de bien, que a su vez eduquen a buenos ciudadanos cuando les toque la hermosa oportunidad de cultivar a un ser humano, en el mejor sentido del verbo.
Por otro lado, en este Día del Niño recibirán felicitaciones muchos personajes que son reconocidos en nuestro entorno, como Omar Yunes Márquez (el niño de oro), Rodrigo Montoya Rivera (el niño maravilla), Corintia Cruz Obregón (la niña fantástica…), Cuitláhuac García (el niño increíble) y el aún joven secretario del Medio Ambiente, Víctor Alvarado Martínez (el niño ecológico).
A todos, nuestros mejores deseos.
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