Ahora imagine que toda la semana, por lo menos una vez durante el día, tenga que prescindir de este servicio, vital en estos tiempos modernos, al menos por dos horas porque el gobierno necesita ahorrar recursos.
Pues es esta la realidad que vive el pueblo venezolano debido a la crisis energética que sufre este país. Y entre lamentos se escucha ese clamor que se vuelve el leitmotiv de la historia actual venezolana: «No podemos seguir viviendo así… Nosotros los venezolanos merecemos algo mucho mejor».
Y así es, ellos sufren porque viven en el silencio que genera el corte de energía; con televisores apagados, estéreos mudos, sin clima para quitarse el frío o el calor dependiendo de las condiciones climáticas y muchos problemas más que tiene que resolver uno a la vez. Viven una depresión debido al racionamiento eléctrico que ha implementado el gobierno.
Pero eso no es todo, si bien ya se habían acostumbrado a quedarse dos horas por la mañana y dos por la tarde sin energía eléctrica, ahora, con las nuevas medidas gubernamentales, tendrán que aguantar cuatro horas seguidas. Vaya que la pasarán mal los hermanos venezolanos y se justifica su molestia.